¿LAS VELAS AROMÁTICAS SON CONTAMINANTES?
CIUDAD DE MÉXICO.- El uso de velas perfumadas puede añadir un toque acogedor a cualquier espacio, inundándolo con agradables fragancias y una luz reconfortante. Sin embargo, detrás de esta aparente calidez, se esconde una preocupación creciente: ¿las velas aromáticas contaminan el aire de tu hogar?
Expertos en salud y toxicología han revelado que la combustión de estas velas libera una serie de subproductos, incluyendo hollín y compuestos orgánicos volátiles (COV), que pueden contribuir a la contaminación del aire interior. Aunque las emisiones individuales de una sola vela son probablemente insignificantes para la salud en general, el uso constante y la quema simultánea de varias velas en espacios mal ventilados podrían ser motivo de preocupación.
La combustión incompleta durante el proceso de quema de las velas puede generar hollín, dióxido de carbono y otras partículas que se liberan al aire. Estos subproductos pueden agravar problemas respiratorios y alergias, especialmente en personas sensibles. Además, las fragancias utilizadas en las velas pueden contener aceites esenciales que, aunque evocadores, pueden desencadenar reacciones alérgicas en algunas personas.
Aunque se han realizado menos estudios sobre el impacto específico de las velas en comparación con otras fuentes de contaminación del aire interior, es importante tener en cuenta que todos los productos de combustión, incluyendo las velas, contribuyen a la calidad del aire en nuestros hogares. Además, otras fuentes de humo, como el tabaco y el incienso, también pueden agravar el problema.
Para minimizar las emisiones de las velas, se sugiere limitar la cantidad de velas encendidas a la vez, elegir velas sin perfume y quemarlas en recipientes que no sobresalgan por encima de la mecha. Además, optar por velas de cera con fragancia que se funden con un calentador eléctrico puede ser una alternativa más segura, ya que no producen hollín.
Aunque el uso ocasional de velas aromáticas puede ser inofensivo, es importante ser consciente de los posibles efectos sobre la calidad del aire en nuestros hogares y tomar medidas para minimizar cualquier riesgo asociado.