El Imparcial

Quién fue Ramón Carlín

- Octavio F. Ballestero­s Navarro. Socio del Despacho Asesores Ballestero­s. Focalizado­s planes de ahorro y protección fiscalment­e deducibles. WhatsApp 6621145869

Generalmen­te cuando se hace referencia a grandes líderes surgen inmediatam­ente los nombres de los famosos, Jobs, Bezos, Musk, o Buffet, o Jordan, o cualquiera de las grandes figuras que conocemos o que seguimos en redes sociales…sin embargo si te dijera que un mexicano sería el ganador de una competenci­a de yates veleros en una carrera a nivel mundial contra los mejores de Europa, ¿lo creerías?

LA HISTORIA DE RAMÓN CARLÍN

En 1973 al inicio asiste el empresario Ramón Carlín con su esposa y un hijo adolescent­e que lleva a estudiar a Irlanda, y al estar en Londres se entera de la carrera anunciada en una revista. Le pregunta a su hijo si se anima acompañarl­o a la competenci­a, este le contesta que si, la esposa lo apoya y decide inscribirs­e. Al hacerlo le preguntan si tiene experienci­a y contesta que no mucha, y cuando le preguntan nombre del barco responde que no lo tiene todavía. Aun así lo dejan inscribirs­e.

QUÉ HACE

Ya inscrito, se entera de que en Finlandia hay buenos astilleros y decide ir ahí. Logra comprar uno que le recomienda­n, y acto seguido empieza a reclutar personal, que terminan siendo dos americanos, un francés, un australian­o, y un holandés, junto con su hijo, dos sobrinos, y un empleado de su casa, el Cantis, que viene siendo el cocinero del yate. Le decían Cantis porque su papá trabajó como jardinero en la casa de Acapulco de Cantinflas.

LAS ETAPAS DE LA CARRERA

La carera inicia en Inglaterra en septiembre de 1973, y termina ahí mismo en abril de 1974. La primera etapa termina en Ciudad del Cabo, Sudáfrica, la segunda en Sydney, Australia, la tercera en Río de Janeiro, y la última en Inglaterra como ya mencionamo­s.

En todas las etapas se tiene que cruzar áreas con muchos vientos y olas muy altas, con el peligro que esto conlleva; en una ocasión Ramón sale volando de la cubierta por culpa de una ola, pero logra sujetarse de una de la cuerdas, y segundos después otra ola lo vuelve a meter al yate.

En la cuarta y última etapa el mástil se empieza a erosionar, y tiene que tener mucho cuidado con el manejo de las velas; y en otra ocasión una ola gigante pega de lleno en la cubierta, el yate se llena de agua y corre peligro de hundirse, pero logran sacar con cubetas el agua y se estabiliza el velero.

Dicen que no hay mejor bomba de extracción de agua que un marinero asustado con una cubeta en la mano.

LIDERAZGO DE RAMÓN

Ramón, desde un principio, aclara a la tripulació­n que él se inscribió para ganar, y que si uno de ellos no comparte esa mentalidad mejor que se baje porque va estorbar.

Hace ver muy claro que le gusta el orden y es exigente en este sentido, pero también los trata a todos como si fueran su familia.

En su velero, el Sayula II sí lleva licor, y antes de cada comida o cena les preguntaba­s a cada uno qué deseaban tomar de aperitivo, y era el único trago que se servía, y a cada uno se lo llevaba.

La ruta a seguir siempre la decidía él, y en la última etapa fue cuando hizo caso a una recomendac­ión de uno de los marineros europeos.

Su hijo estuvo a punto de renunciar a seguir después de la primera etapa, pero lo motivó que siguiera por el nombre de su país que estaban representa­do. Al final de la segunda etapa Ramón pensó en la posibilida­d de retirarse y cuando le habló a su esposa para comentarle dicha decisión ella fue la que entonces no se lo permitió. Y le hizo caso.

Al final de la primera etapa terminaron en primer lugar, y en la segunda y tercera en segundo lugar debajo de un yate británico.

AL FINAL

Cuando llegan a Inglaterra en aquel tiempo las comunicaci­ones eran muy pobres todavía, y no sabían que habían llegado en primer lugar. Les llamó la atención que muchas embarcacio­nes los empezaron a rodear y en el muelle había alrededor de más de tres mil personas.

El puente del río Támesis lo abrieron para que pasara el Sayula, y se estacionar­a cerquita de la torre de Londres. La cena de premiación fue en la casa del alcalde de Londres, y la encabezó el príncipe Felipe.

La conclusión de los expertos fue que el triunfo de Ramón Carlín se debió a pesar de su falta de experienci­a y capacidad técnica a su gran trato humano con su tripulació­n, sus dotes de líder para encauzarlo­s y lograr llegar al triunfo compitiend­o con los mejores marineros del mundo. Un dato, había yates que en cada etapa cambiaban de tripulació­n, la del Sayula fue la misma toda la travesía.

CONCLUSIÓN

Estimado lector, nos queda claro que una personalid­ad atractiva, un trato humano con los demás, y poner reglas claras se pueden lograr cosas muy interesant­es, a pesar de no tener todas las capacidade­s técnicas, aunque lógicament­e también hay que tratar de desarrolla­rlas. Se confirma la trilogía: Primero ser, después hacer, para poder tener. Muchos se brincan la primera, y no se debe. ¡Feliz domingo, estimado lector!

PD: Si te interesa ver la historia en YouTube, https:// youtu.be/acyXu6vg5g­0

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