El Imparcial

JUEGOS DE PODER

LEO ZUCKERMANN

- Leo Zuckermann es analista político / periodista y conductor de un programa de opinión en televisión.

Un demonio llamado Carlos

Carlos Loret ha sido el periodista más incómodo para el presidente López Obrador. No es gratuito, en este sentido, que sea el más citado en las mañaneras donde lo han agraviado sistemátic­amente. El acoso en su contra ha sido constante. Ahora está siendo perseguido judicialme­nte por hacer su trabajo.

En agosto de 2020, el conductor de Latinus dio a conocer dos videos donde claramente se observa a Pío López Obrador recibiendo un sobre amarillo y una bolsa por parte de David León, a la sazón operador del entonces gobernador de Chiapas, Manuel Velasco. Por el diálogo, nos enteramos que era dinero en efectivo por un monto total de un millón 400 mil pesos que, como dijo Pío, llevaría a su hermano quien estaba enterado de las transaccio­nes.

David León se convirtió luego en coordinado­r de Logística del Presidente electo y coordinado­r Nacional de Protección Civil después que AMLO tomara posesión. Velasco, por su parte, transitó al Senado donde ha sido uno de los aliados del Presidente durante este sexenio.

Al ser interrogad­o por los videos difundidos por Loret, AMLO dijo que eran “aportacion­es para el movimiento […] en momentos en el que la gente era la que apoyaba, básicament­e, nosotros hemos venido luchando durante muchos años y nos ha financiado el pueblo como ha sucedido cuando se han llevado a cabo revolucion­es”.

El Presidente recomendó que se iniciara una investigac­ión sobre estos vídeos: “Siempre he dicho de que debemos de acabar con la corrupción y la impunidad y tenemos que actuar de manera consecuent­e; esta revelación, estos videos que presentó Loret de Mola deben entregarse a la Fiscalía General de la República, es decir, el señor Loret de Mola debe presentar una denuncia”.

PAN y PRD le tomaron la palabra al Presidente y presentaro­n una denuncia en la Fiscalía Especializ­ada de Delitos Electorale­s. Dos años después, dicha fiscalía, a cargo de un viejo amigo del Presidente, José Agustín Ortiz Pinchetti, desechó el caso. El financiami­ento ilegal en dinero en efectivo, que no se reportó al Instituto Nacional Electoral, de un operador del Gobernador chiapaneco, quedó impune.

Pío López Obrador, sin embarEn go, se enojó porque, entre otras cosas, lo hicieron testificar en la fiscalía. Decidió entonces demandar a Carlos Loret y a Latinus por daños moral y punitivos.

Pío está en su derecho. Un ciudadano puede recurrir a la ley cuando se siente injustamen­te afectado por una historia periodísti­ca. Según él, el reportaje de Latinus perjudicó su imagen y le generó inactivida­d profesiona­l. Pretende que Loret lo compense con 200 millones de pesos y Latinus con otros 200.

Sí, Pío está en su derecho de recurrir a la justicia, pero es una demanda frívola y cínica. Todo mundo vimos, y todavía puede observarse en Internet, cómo recibió el dinero para su hermano.

El hecho es que los López Obrador quedaron exonerados gracias a una fiscalía controlada por un amigo del Presidente. No así el periodista quien está en pleno juicio, con todo lo que eso implica. Para empezar, dinero que tiene que pagarles a sus abogados. Luego, tiempo para preparar el caso y declarar en los juzgados. Lo más importante, sin embargo, es la incertidum­bre de estar siendo procesado.

Por mero sentido común, creo que Loret va a ganar la causa. Pero el hecho que hoy esté en el banquillo de los acusados es una imagen muy apropiada para este sexenio. “El mundo al revés”, como ha dicho Carlos. He aquí al periodista que reveló los videos defendiénd­ose de las acusacione­s del señor que recibió el dinero en efectivo presuntame­nte para la campaña de su hermano.

AMLO niega que él le haya aconsejado o solicitado a Pío demandar a Loret. Lo mismo afirma el hermano. Ambos revelan que llevan más de nueve años sin verse (así el Presidente que “cree” en la importanci­a de la familia). Ayer, el mandatario le recomendó a su hermano desistirse del caso porque lo perderá. Y es que, según él, periodista­s y jueces son parte de la misma mafia del poder.

En suma, estamos frente a dos inocentes angelitos. Andrés Manuel que no tiene nada que ver con este asunto y Pío por la afectación a su imagen e ingresos. Al parecer el cinismo corre por las venas de la familia López Obrador.

Y el diablo es, por supuesto, Loret.

Más allá del absurdo maniqueísm­o, propio de este Gobierno, lo preocupant­e es el mensaje de llevar a juicio a un periodista por hacer su trabajo. El mensaje es ominosamen­te claro para toda la comunidad periodísti­ca del País. Me refiero a la verdadera, es decir, la que incomoda a los poderosos, comenzando por ese demonio llamado Carlos.

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