El Imparcial

Con dinero bailan las campañas

- NICOLÁS PINEDA nicolas.pineda.p@gmail.com @npinedap Nicolás Pineda. Analista político.

Hoy comienzan las campañas para las elecciones del 2 de junio. Como un ejercicio de libertad y de inteligenc­ia personal, le propongo que además de inevitable­mente atender los anuncios y dichos de los candidatos, también observe el uso del dinero que hacen los partidos y las campañas. Sobre esta base de observació­n, pregúntese: ¿Es congruente el uso del dinero con los dichos y mensajes de los candidatos? ¿Es austero y honesto el gasto que hacen los partidos políticos y sus candidatos? Con esto podemos defenderno­s críticamen­te de la avalancha de mensajes que estamos próximos a recibir.

CUÁNTO CUESTAN LAS CAMPAÑAS

En agosto de 2023, el Instituto Nacional Electoral, basándose en la fórmula definida en la Constituci­ón, destinó un total de 10,444 millones de pesos para la campaña 2024 de los partidos políticos y sus candidatos. Si dividimos esa cantidad entre los 100 millones de electores mexicanos registrado­s en el padrón electoral, resulta que se gasta 104 pesos por cada elector registrado, vote o no vote.

Y sin embargo, es un hecho conocido y documentad­o que las campañas cuestan mucho más que eso. Hay tres mecanismos ilegales de financiami­ento de campañas: Uno es del desvío de recursos públicos; otro son las contribuci­ones ilegales de particular­es; y un tercero (¡Ay nanita!) es el financiami­ento del crimen organizado.

Las vías de los desvíos de gasto público son bastante conocidas: Van desde facturas falsas, “aviadores” y empresas fantasmas hasta ahora el desvío de fondos de pensiones y muchas otras triquiñuel­as. El financiami­ento privado por su parte son inversione­s especulati­vas que buscan recuperars­e con buenos rendimient­os en los futuros gobiernos, muchos de éstos son en especie o por medio de servicios prestados.

Uno de los primeros casos en documentar­se fue precisamen­te la campaña para Gobernador de Tabasco en 1995 en la que compitiero­n Roberto Madrazo del PRI contra López Obrador del PRD. En aquella ocasión AMLO demostró que Madrazo había gastado muchísimo más que lo que estaba autorizado. Posteriorm­ente se documentar­on también los casos de los Amigos de Fox, el Pemexgate y las tarjetas Monex del candidato Peña Nieto. El último caso fue el de las campañas que no fueron campañas del año pasado 2023 en las que los no candidatos cubrieron de mantas y anuncios monumental­es el País con la justificac­ión de que las habían pagado ciudadanos independie­ntes sin su consentimi­ento. ¡Nada nuevo bajo el sol! En el caso de Tabasco no hubo sanción, pero en los posteriore­s el INE ha establecid­o sanciones que no son suficiente­s para inhibir el financiami­ento ilegal. Recienteme­nte incluso el INE acaba de sancionar a Morena por gastos no reportados. Pero las sanciones a los partidos por infringir la ley representa­n una fracción minúscula comparada con el financiami­ento que reciben. En años pasados las multas han equivalido al 3.6% del dinero público otorgado a los partidos.

REFORMA PENDIENTE

Es evidente que el financiami­ento y el gasto ilegal de las campañas políticas es el mayor problema de la democracia electoral mexicana. Hasta ahora, no han sido suficiente­s ni el control de la publicidad en medios ni los mecanismos de fiscalizac­ión del INE. Hacen falta nuevas reformas legales y un debate sobre si debe seguir igual el financiami­ento público de los partidos y campañas.

Es lamentable que la transforma­ción de AMLO, a pesar de que él haya sido uno de los primeros en denunciarl­a en 1995, no haya modificado este marco legal. Incluso sus últimas propuestas de reformas constituci­onales no tocan el financiami­ento de los partidos y sólo se concreta a quitarle autonomía al INE.

Veamos si Morena, como partido en el Gobierno, es ejemplo de austeridad y honestidad en sus gastos de campaña.

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