Entre más la buscas, más se aleja
Todo ser humano tiene un deseo natural de ser feliz, y esto que es natural también puede ser peligroso. Nos referimos a que si este deseo lo convertimos en una búsqueda obsesiva se puede revertir resultado y alejarnos de dicho estado de felicidad. Veamos por qué.
SICOLOGÍA MODERNA
Adam Grant es un profesor de la escuela de negocios de Wharton, ha descubierto que cuanto más se valora la idea de felicidad más se aleja y menos contenta se encuentra la persona. Una de las razones es que nos pasamos evaluando la vida si estamos siendo felices, que dejamos de apreciar la propia vida; ejemplo muy sencillo, en lugar de disfrutar nuestros momentos de placer, no dejamos de pensar por qué nuestra vida no es más placentera. Otro caso sería cuando estamos constantemente posponiendo el ser felices: Cuando tenga dinero, cuando tenga casa, cuando vaya a tal parte, etc., y cuando logramos algo de esto en lugar de disfrutarlo ya queremos otra cosa más.
Otro factor pudiera ser que estamos buscando el máximo de felicidad, sin darnos cuenta de que el bienestar depende más de la frecuencia con que sentimos emociones positivas que de su intensidad.
Un tercer factor, que nos parece el más importante, le damos mucha importancia a tener momentos de placer, cuando es mucho más beneficioso tener un propósito o una finalidad. El tener un sentido de la vida es mucho más saludable que la felicidad en sí, y que las personas que encuentran un sentido en su trabajo tienen más éxito y menos probabilidades de dejarlo. Es muy sencillo, el placer va y viene, el sentido y el propósito tiende a prolongarse en el tiempo.
Esto lo descubre Víctor Frankl con base a su experiencia de los campos de concentración, todo aquel prisionero que tenía alguien por quien vivir fueron los que en su mayoría sobrevivieron a dicha experiencia.
A nivel empresarial lo vemos por ejemplo en los hombres de negocios que les interesa dar un servicio y un producto que sirva a su mercado con un interés genuino tienen más probabilidades de éxito. Y cuando uno es productivo indudablemente es feliz.
CONCLUSIÓN
La felicidad suele depender más de lo que hacemos que de lo que somos. Son nuestras acciones las que marcan la pauta para alcanzar sentido de logro y por ende felicidad, y dichas acciones lógicamente que sean en servicio de los demás. Aprovecho para hacerte una pregunta, estimado lector, con base a la relevancia de tu labor profesional, si tu trabajo no existiera, ¿la gente tendría una vida peor?… si estamos más allá de la mitad de la vida, esta pregunta empieza a cobrar más importancia. ¡Feliz domingo!
“Más vale oír reproche de sabio que alabanza de necio”,
REFRÁN ANTIGUO.