Mando sería juzgado en ámbito civil por novatada
CIUDAD DE MÉXICO.- El mando militar detenido por el caso de los siete cadetes de la Guardia Nacional (GN) que se ahogaron durante una presunta “novatada” en el mar de Ensenada podría ser procesado en el ámbito civil por el delito de homicidio culposo.
Actualmente, el director del Centro de Adiestramiento de la Guardia Nacional en el referido municipio de Baja California -de quien se desconoce su identidad y grado militar- se encuentra detenido en Tijuana, en vísperas de ser procesado por desobediencia y abuso de autoridad, delitos establecidos en los capítulos 3 y 2 del Código de Justicia Militar, respectivamente.
La Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) analiza turnar el caso a la Fiscalía General de la República (FGR) para que indague la responsabilidad del mando por haber causado la muerte de los soldados al haberles ordenado arrojarse al mar, pese a condiciones climatológicas adversas.
El martes pasado, el general Luis Cresencio Sandoval afirmó que al haber ocasionado la muerte de estos elementos se podría configurar un presunto abuso de autoridad del director del Centro de Adiestramiento, actualmente detenido.
QUE RINDAN CUENTAS
Las “novatadas” o la imposición de mandos a cadetes para ejercicios excesivos debe ser motivo de una rendición de cuentas para dependencias como la Sedena, advierte nexpertos.
“No tenemos noticia de que alguien rinda cuentas sobre las consecuencias de una cultura institucional militar que viola sistemáticamente los derechos de sus propios aspirantes”, dijo Ernesto López Portillo, coordinador de Seguridad Ciudadana de la Ibero en la Ciudad de México
Eduardo Guerrero, especialista en seguridad pública y privada, inteligencia sobre crimen y análisis de riesgos, opinó que las fuerzas armadas ya deben tener una apertura ante la sociedad para que sean más vigilados, y al mismo tiempo para que se regule la vida interna de las corporaciones militares.
Para Lisa Sánchez, directora general de México Unido contra la Delincuencia (MUCD) los efectivos que van a realizar funciones de seguridad pública en la Guardia Nacional son “aculturadas” en una lógica de guerra y de entrenamiento militar, lo que deriva en la violencia.