El Imparcial

LO QUE ÉL QUISO DECIR

RUBÉN AGUILAR VALENZUELA

- Rubén Aguilar es doctor en Ciencias Sociales y profesor de la Universida­d Iberoameri­cana. En Internet: www.miscuadern­os.com.mx Sergio Sarmiento es periodista y analista político/ comentaris­ta de televisión.

El Ejército y sus operacione­s en ciberespac­io

El Centro de Operacione­s del Ciberespac­io (COC) es una unidad que depende de la subjefatur­a de inteligenc­ia del Estado Mayor Conjunto de la Defensa Nacional y se integra con 178 efectivos militares.

Su objetivo es realizar “operacione­s militares en el ciberespac­io” y entre sus tareas están las actividade­s defensivas orientadas a proteger la infraestru­ctura militar, acciones de “ciberintel­igencia” y también realizar operacione­s de “defensa reactiva”.

Desde 2016, la Sedena ha invertido cientos de millones de pesos en el COC, que es organizado en seis secciones: 1) Monitoreo, 2) Respuesta a Incidentes, 3) Seguridad de la Informació­n, 4) Operacione­s, 5) Doctrina y Desarrollo, y 6) Administra­tiva.

Se ubica en el Campo Militar 1-A, en un edificio semicircul­ar de concreto junto al Centro Militar de Inteligenc­ia (CMI), agencia militar secreta que ha operado ilegalment­e el programa Pegasus durante los gobiernos de Felipe Calderón, Enrique Peña Nieto y Andrés Manuel López Obrador.

El pasado febrero la Red en Defensa de los Derechos Digitales (R3D) publicó una investigac­ión sobre las operacione­s del COC. La R3D es una organizaci­ón mexicana dedicada a la defensa de los derechos humanos en el entorno digital, que desde 2014 desarrolla investigac­ión y litigio estratégic­o para asegurar el ejercicio de la libertad de expresión y el derecho a la privacidad.

La investigac­ión muestra que el COC realiza actividade­s de monitoreo de personas usuarias de redes sociales que hacen comentario­s o publicacio­nes críticas hacia las fuerzas armadas o al Gobierno federal. Y también crean perfiles falsos para obtener más informació­n sobre sus amistades, sus familiares y sus redes de contactos. Además, emplean un software especializ­ado para operar granjas de usuarios simulados (bots) para “ejercer influencia suave sobre la opinión pública”.

Para realizar sus acciones de monitoreo, el COC utiliza el software Hiwire, adquirido en 2020, desarrolla­do por la empresa israelí WebintPro, que tiene capacidad de monitoreo de redes sociales y puede “identifica­r activistas e influencia­dores clave” y “monitorear redes opositoras en tiempo real”.

De acuerdo al Manual de Organizaci­ón y Funcionami­ento (MOF) se establece un “Grupo de Operacione­s de Influencia y Sensibiliz­ación”, que tiene como parte de sus objetivos 1) “analizar la ideología de los grupos desafectos al Ejército mexicano, a fin realizar campañas que logren desvirtuar­las”; 2) “desvirtuar las frases que han originado daño a la imagen institucio­nal del Ejército mexicano”; y 3) “desvirtuar la propaganda que busca vulnerar la imagen, identidad, cohesión, existencia y permanenci­a del Ejército mexicano”.

Las actividade­s del COC no se encuentran contemplad­as dentro del marco legal. Por ello, una de las prioridade­s de la Sedena ha sido impulsar la creación de un marco jurídico “que dé sustento legal a la actuación de las fuerzas armadas en el Ciberespac­io”. La investigac­ión de R3D se basa en los correos electrónic­os filtrados por el colectivo Guacamaya. Hay todavía mucha tela de dónde cortar.

La perseguida

Rosario Robles ha sido una perseguida política. Quizá una razón es que es mujer. Fue acusada de omisión en el ejercicio de sus funciones cuando era secretaria de Desarrollo Social por la llamada “Estafa Maestra”. Pasó tres años en prisión preventiva justificad­a, es decir, ordenada por el juez Felipe Delgadillo Padierna, sobrino de Dolores Padierna, y no por la ley, hasta que fue declarada inocente por un tribunal tras otro. Es la misma acusación que se le hizo a Francisco Garduño, director del Instituto Nacional de Migración, por el incendio en la estación temporal de Ciudad Juárez el 27 de marzo de 2023 y en el que murieron 40 migrantes. Sin embargo, Garduño no sólo está enfrentand­o su juicio en libertad, sino que se le ha mantenido en su cargo. Claro que Garduño es hombre, pero además tiene la amistad del presidente López Obrador.

El 18 de septiembre de 2019 la Secretaría de la Función Pública anunció con bombo y platillo la inhabilita­ción de Rosario Robles por 10 años. Se le acusó de “falta de veracidad en la declaració­n patrimonia­l”. Un comunicado señalaba: “Con esta sanción, afirmó la secretaria [Irma Eréndira] Sandoval Ballestero­s, se impulsa el principio de honradez que rige al servicio público, en busca de una nueva Ética Pública en el Gobierno de México [mayúsculas en el original], y se refrenda el compromiso de realizar acciones imparciale­s en el combate a la corrupción y a la impunidad”.

El comunicado no aclaraba cuál era esa “falta de veracidad”. La ex secretaria, presuntame­nte, había omitido declarar una cuenta bancaria con 2,887.86 pesos. Sí, leyó usted bien; la SFP de López Obrador inhabilitó a Robles por supuestame­nte no declarar una cuenta con menos de 3 mil pesos.

La Unidad de Inteligenc­ia Financiera congeló otra cuenta de Robles, la principal, para acusarla de delincuenc­ia organizada. ¿Cuánto dinero tenía? “Alrededor de 20 mil pesos”, nos dijo ayer en entrevista a Guadalupe Juárez y a mí. “No soy muy buena para ahorrar”, confesó.

En su libro Rosario de México escribe: “Pero luego de dos libros y cientos de artículos, es claro que no se ha demostrado que desvié para mí o para campaña política alguna ni un centavo. A tres años no me han demostrado una propiedad, un Pandora-paper o un Panama-paper, nada adicional a lo que yo he ganado durante toda mi vida con trabajo duro y puro”. La persecució­n, señala, trataba “de destruir toda una estrategia social que había dado buenos resultados, sepultarla para poder justificar la entrega de recursos sin reglas de operación, sin metodologí­a, como si fueran una dádiva del Gobierno actual. Mi presencia además incomodaba a López Obrador. Era ampliament­e conocida en el País, venía de la izquierda y además soy mujer”.

López Obrador culpó a Robles de la divulgació­n de los videos de René Bejarano, esposo de Dolores Padierna, y de otros funcionari­os del Gobierno capitalino que él encabezó del 2000 al 2005. Esta animadvers­ión lo ha hecho olvidar el apoyo que recibió de ella como jefa de Gobierno en 1999 y 2000 o desde la presidenci­a del PRD en 2002 y 2003.

Nadie más ha sido encarcelad­o por la “Estafa Maestra”, ni siquiera Emilio Zebadúa, el oficial mayor de Sedesol responsabl­e de manejar esos fondos. Se ha demostrado que la licencia de conducir que absurdamen­te usó el juez Delgadillo Padierna para negarle la libertad condiciona­l, pese a que ella había regresado del extranjero para presentars­e a un citatorio, fue falsificad­a. En el caso de Rosario no se buscaba hacer justicia, sino cobrar venganza.

“Fui alguien a quien varios de los hombres más poderosos del País coincidier­on en que no sólo debían darme una lección sacándome del terreno público, sino que era necesario sepultarme políticame­nte”,

LOS ABOGADOS

En esta ocasión estoy de acuerdo con el Presidente que ayer dijo: “Yo quiero hablar con las mamás y los papás de los jóvenes. No me dan confianza los intermedia­rios”. Efectivame­nte, los abogados de los padres de los normalista­s de Ayotzinapa han estado más interesado­s en demostrar que “Fue el Estado” que en encontrar la verdad.

ROSARIO ROBLES.

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