Cierran 9 refinerías en EU en los últimos cuatro años
MONTERREY, N.L.- Sí, las refinerías en el mundo a veces cierran. Y lo hacen porque contaminan demasiado, son muy viejas o a veces simplemente sale más barato que seguir operando. Para muestra un botón muy cercano.
En Estados Unidos, en los últimos cuatro años han cerrado nueve refinerías.
Entre ellas están la de LyondellBasell, en Houston, Texas; dos de Marathon, una en Martínez, California, y otra en Gallup, Nuevo México; Hollyfrontier-Cheyenne, en Wyoming, y la de Phillips 66-Alianza, en Belle Chasse, y Shell-Convento, en St. James, estas dos últimas en Luisiana.
Las razones de los cierres varían. Por ejemplo, LyondellBasell, que refinaba 264 mil barriles diarios, anunció su cierre desde abril de 2022 para dejar de operar a fines de 2023, pues era indeseable invertir y fue imposible encontrar un comprador. Será una procesadora de aceites de pirólisis.
La refinería de Marathon Petroleum, en Martínez, California, que databa de 1913, cerró en 2020 por la caída en la demanda de sus productos.
Una más: la refinería de Shell-Convento, que anunció su cierre en noviembre de 2020 después de infructuosos intentos por venderla, al perder rentabilidad en la pandemia.
La capacidad de refinación de estas nueve plantas representa casi un millón de barriles diarios de combustibles, según datos de Bloomberg.
Expertos estiman que ante la transición energética, próximamente se podrían cerrar más refinerías en EU.
Pero en México, Pemex tiene otros datos.
Sus refinerías no se pueden tocar ni con la tapa de un barril aunque sean incosteables, obsoletas y contaminantes.
Las plantas de la paraestatal son muy viejas.
La de Cadereyta, que según reportes de Nuevo León contamina con 94% de las emisiones de dióxido de azufre a la zona metropolitana de Monterrey, es la refinería más moderna de Pemex. Tiene 45 años, al igual que la de Salina Cruz, en Oaxaca.
Ambas fueron inauguradas en 1979.
Tula, Hidalgo, es de 1976; Minatitlán, Veracruz, de 1956; Salamanca, Guanajuato, de 1950, y Ciudad Madero, Tamaulipas, de 1914.
Las refinerías de Pemex fueron diseñadas para un petróleo ligero, y hoy procesan crudo pesado, lo que afecta su eficiencia, según un experto que pidió el anonimato.