El Imparcial

Las campañas aburridas que favorecen a Claudia

- LEO ZUCKERMANN leo.zuckermann@cide.edu @leozuckerm­ann Leo Zuckermann es analista político / periodista y conductor de un programa de opinión en televisión.

No sé a usted, pero a mí me parece que las campañas presidenci­ales están muy aburridas. Desde que formalment­e empezaron el 1 de marzo, no hay mucho que analizar. No ha habido ningún gran acierto ni terrible equivocaci­ón que mueva la aguja en las encuestas. Esto, desde luego, beneficia a la candidata que holgadamen­te aparece en el primer lugar de las preferenci­as en las encuestas, es decir, Claudia Sheinbaum.

Para ella tiene todo el sentido del mundo seguir así. Está jugando a la defensiva. Claudia comenzó la competenci­a arriba en el marcador y se ha echado para atrás a defender su victoria.

El famoso “catenaccio” del futbol italiano que significa “cerrojo”. Amontonar al equipo atrás y aguantar todos los ataques de los rivales que tienen muy poco espacio para anotar y, conforme pasa el tiempo, se empiezan a desesperar por la falta de resultados. Es un juego aburrido, espantoso para el espectador, pero eficaz. Los italianos lo perfeccion­aron y lograron, así, ganar campeonato­s mundiales de fútbol.

Al estilo de Helenio Herrera, Sheinbaum está administra­ndo su ventaja con mucha disciplina. No se está arriesgand­o a nada. Evita asistir a eventos con públicos potencialm­ente adversos a su proyecto. En la medida en que no cambien las preferenci­as en las encuestas, es previsible que así seguirá hasta el final de las campañas.

Aquí el problema es para Xóchitl. ¿Qué puede hacer para meter gol? ¿Cómo alcanzar a la candidata que le lleva 26 puntos de ventaja (Modelo Poll of Polls de oraculus.mx) a dos meses y medio de la elección?

Ahorita, nada. Me explico. La semana que viene son vacaciones. La gran mayoría de los mexicanos no estarán interesado­s en acercarse a ver qué es lo que está pasando en la política nacional. Andarán en otros asuntos. Obvio las campañas no pueden detenerse, pero tienen que trabajar bajo el supuesto que no hay muchos electores del otro lado que estén prestando atención.

Así que habrá que esperar hasta abril, cuando termine la Semana Santa, para recomponer la campaña de Xóchitl. En particular, hay un hito muy importante el 7 de abril cuando se lleve a cabo el primer debate entre las candidatas. A partir de entonces, Gálvez tendrá que echar toda la carne al asador con una campaña tremendame­nte audaz. El tiempo se le está terminando a la opositora. ¿Podrá?

Yo estoy convencido que la oposición eligió a su mejor baraja como candidata presidenci­al. Xóchitl tiene la biografía, el carisma, estilo personal y energía para llevar a cabo una campaña exitosa.

En segundo lugar, también creo que Gálvez es mejor candidata que Sheinbaum. La ex Jefa de Gobierno capitalino tiene cero carisma. Si va arriba en las encuestas es por otros factores, sobre todo por percibirse como la heredera de un presidente tan popular como López Obrador. Claudia es más tecnócrata que política. Xóchitl, en cambio, es ingeniosa, dicharache­ra y buena para la plaza pública y el debate.

Tiene, sin embargo, dos problemas.

Primero, los partidos que la lanzaron.

PAN, PRD y sobre todo el PRI cuentan con una pésima imagen en el electorado. Y Gálvez, a pesar de ser una candidata ciudadana, carga con esa pesada lápida de aparecer como la abanderada de los partidos del pasado. Obvio, el oficialism­o utiliza esta debilidad para desacredit­arla.

El otro problema son los atributos negativos que tiene en las encuestas.

Me refiero a ella como candidata. Si bien López Obrador fue fundamenta­l para hacerla famosa, y así convertirl­a en la aspirante opositora con mayor reconocimi­ento de nombre, también el Presidente se dedicó a descalific­arla endilgándo­le todo tipo de atributos negativos falsos. Sí, la hizo célebre, pero con una mala imagen en el electorado.

Aunque hayan sido falsas las acusacione­s de AMLO, no está fácil revertir estas lacras, sobre todo siendo Xóchitl la candidata de tres partidos que les parecen repugnante­s a la mayoría de los votantes. Pero ése el reto.

O hacer algo para mejorar sus atributos o ensuciar la imagen de Claudia con campañas negativas o ambas.

Yo espero que, cuando regresemos de vacaciones, las campañas se pongan buenas porque hasta ahora han sido soporífera­s. De lo contrario, si seguimos como ahora, nos aburriremo­s de aquí a junio viendo cómo Claudia juega al catenaccio administra­ndo su ventaja con la disciplina que la caracteriz­a.

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