El Imparcial

DE POLÍTICA Y COSAS PEORES

CATÓN

- Licenciado en Derecho y en Lengua y Literatura españolas/cronista de Saltillo. María Amparo Casar es licenciada en Sociología por la Facultad de Ciencias Políticas de la UNAM, maestra y doctora por la Universida­d de Cambridge. Especialis­ta en temas de pol

Aquel hombre, cansado de placeres, decidió buscar esposa. Quería una que no hubiese conocido las cosas del mundo y de la carne, y se alegró bastante cuando conoció a una chica modosa y recatada. La cortejó discretame­nte, para no herir su virtud y su candor, y aun la acompañó en sus devociones cotidianas, pues la muchacha gustaba de oír tres misas diarias, rezar un par de rosarios y asistir a la Hora Santa. Por fin se llegó la fecha de la boda. Esa noche, la de bodas, ya en la habitación nupcial, él salió del baño y se sorprendió mucho al ver en la cama a su mujercita, sin

No quiero utilizar el concepto de Estado fallido para caracteriz­ar a México porque a querer o no, nuestro País no cumple con muchas de las caracterís­ticas de su definición. Es cierto que no tiene el monopolio de la fuerza legítima que ha cedido en muchas partes del territorio al crimen organizado, pero no hay un vacío de poder, la legitimida­d del Gobierno no está en disputa y aunque no tenemos una hacienda sólida, sería una exageració­n decir que el Estado mexicano “carece de capacidade­s y recursos para satisfacer las necesidade­s esenciales de sus ciudadanos”. Hemos transitado por el camino a las institucio­nes frágiles, pero muchas de ellas subsisten y aunque han sido sometidas a un desgaste brutal y deliberado, han resistido. La Corte, por ejemplo, ha sido un verdadero valladar a las ilegalidad­es que ha pretendido el jefe del Poder Ejecutivo.

De lo que sí se puede hablar es de un Gobierno fallido. Hay cosas que ya no cedieron y no cederán en los seis meses que le quedan al sexenio. Tres de las más graves son la violencia, la corrupción y la impunidad. Con sus propios datos y con los de otros, el Gobierno de López Obrador fracasó en los tres frentes y no hay manera de que, de aquí al 30 de septiembre de este año, entregue buenos resultados.

La violencia, en todas sus formas, afecta la integridad física y patrimonia­l de cada vez más personas. No son sólo los más de 180 mil homicidios que van en el sexenio nada encima y recostada en actitud lujuriosa, lasciva, libidinosa, lúbrica y sensual, como la Maja Desnuda de Goya o como la voluptuosa Leda que pintó Tiziano. “¡Pero, Flordelisi­a! -exclamó el hombre al mismo tiempo asombrado y afligido-. ¡Yo esperaba verte de rodillas!”. “¡Ah, no! -protestó ella-. Cuando lo hago de rodillas después me duele la espalda”... La señorita Peripalda, catequista, le dijo a Rosilita: “Ya van tres veces en lo que va del mes que llegas tarde. La próxima vez deberás traer alguna explicació­n por escrito de tu papá”. “Se la traeré de mi mamá” -repuso la pequeña. “¿Por qué no de tu papá?” -se extrañó la maestra-. Contestó Rosilita: “Es que mi mamá dice que cuando mi papá llega tarde da unas explicacio­nes muy pen…”... No creo que sea malo que un hombre no tenga religión, si no es un hombre malo. Sí sé que es peligroso un hombre que tiene demasiada religión. Oí hablar de un pequeño pueblo en cierto Estado del Sureste mexicano. Su población llega apenas a los 3 mil habitantes. que ya de por sí son escandalos­os para el País. Los delitos cometidos por el crimen organizado incluyen masacres, enfrentami­entos con las fuerzas de seguridad y el Ejército, motines en las cárceles, secuestros, extorsione­s, levantones, cobro de derecho de piso, huachicole­o, producción y distribuci­ón de drogas sintéticas y lavado de dinero. El clima de insegurida­d, aunque todos los días sea minimizado en las conferenci­as matutinas, afecta a las personas en su vida cotidiana.

El plagio de 66 personas “comunes y corrientes” con gran lujo de violencia el fin de semana pasado en Sinaloa puede atribuirse si se quiere a lo que se llama “calentar la plaza. La realidad es que se llevaron a familias enteras parte de las cuales, al ser liberadas, no quisieron hablar con las autoridade­s y parte agarraron sus pertenenci­as y abandonaro­n sus casas, sus colonias e incluso la ciudad. No hay evidencia alguna de que las personas plagiadas tuvieran tratos con las bandas, fueron escogidas al azar. Ya no se reta nada más a las autoridade­s locales, a los candidatos, a la guardia nacional y al ejército. Ya no se le dice al Gobierno aquí mando yo. La sociedad también está recibiendo la advertenci­a.

Masacran a 60 en un concierto de Moscú, nos consternam­os y el Gobierno de México envía sus condolenci­as más sentidas. En México ocurre lo mismo y no hay empatía con las víctimas sino abrazos para los delincuent­es.

La aguja de la corrupción no se ha movido ni un grado. Según todos los reportes nacionales e internacio­nales la corrupción sigue siendo sistémica, costosa e impune. Al igual que con el crimen organizado, no hay distingo entre estratos socioeconó­micos ni entre Gobierno y sociedad. Además de costarle al País miles de millones de pesos, a las personas -otra vez, comunes De ellos una tercera parte profesan la religión católica, otra parte igual son evangélico­s, y la otra tercera parte son Testigos de Jehová. Por efecto de esa diferencia los de un credo no tienen trato con los que pertenecen a los otros dos, hasta el punto en que ni siquiera les dirigen la palabra. Los católicos alternan nada más con los católicos; los evangélico­s conviven únicamente con los evangélico­s, y los Testigos de Jehová rechazan a todo aquel que no es Testigo de Jehová. Me pregunto cómo se puede vivir así en un pueblo de 3 mil habitantes. La religión, como ciertos medicament­os, sólo es buena si se toma en la dosis adecuada. De otro modo se cae en fanatismos, y caer en fanatismo -en cualquier fanatismop­resenta riesgos tanto para el fanático como, sobre todo, para aquellos que con él deben tratar. Ojalá un día llegue a ese pueblo algún santo o apóstol que les quite a sus moradores algo de religión. Quizá eso los haría ser menos religiosos, pero ciertament­e los haría ser más humanos... El paciente volvió en sí de la anestesia y se dio cuenta de que tenía vendada su parte de varón. “¡Cielo santo! -exclamó alarmado-. ¿Qué me hicieron ahí?”. “No se preocupe, señor -lo tranquiliz­ó la enfermera-. Usted vino a que le sacaran el apéndice. El doctor Testuto hizo la operación ante sus alumnos, y la hizo tan bien que los estudiante­s le tributaron una cálida ovación. Para agradecer el aplauso el doctor tuvo que obsequiar un encore, y le hizo la circuncisi­ón”... “Dime Pepito -preguntó la maestra de gramática-. En la oración: ‘Juanilita está disfrutand­o’, ¿dónde está el sujeto?”. Sin vacilar respondió Pepito: “Arriba de Juanilita”. Babalucas fue a una casa de mala nota. Le preguntó a la madama, mariscala o mamasanta, que con todos esos nombres se conoce a la mujer que regenta un lenocinio: “¿Cuál es el monto de la tarifa o arancel de las señoras que aquí prestan sus servicios y todo lo demás?”. Respondió la doña: “Depende del tiempo”. Babalucas sugirió: “Digamos despejado y con vientos ligeros”... FIN. y corrientes- les cuesta una buena proporción de sus ingresos.

La recién publicada Encuesta Nacional de Calidad e impacto Gubernamen­tal, señala que en noviembre-diciembre de 2023, 83.1 % de la población consideró frecuentes los actos de corrupción y que, a nivel nacional, en 2023, los costos de incurrir en actos de corrupción se estimaron en casi 12 mil millones de pesos lo que equivale, en promedio a 33,68 pesos por persona víctima.

Lo mismo ocurre en el ámbito de los negocios y el pequeño emprendedu­rismo. Mas de 25% de las personas que iniciaron sus trámites para abrir una empresa fueron víctimas de corrupción. En palabras llanas, se les cobró dinero para poder hacer el trámite.

Estas cifras parecen palidecer frente a la corrupción directa del Gobierno federal en el uso de los recursos públicos y que no se mide en ninguna encuesta. Tan sólo el fraude de Segalmex (16 mil millones) alcanza y sobrepasa el conjunto de actos que llamamos pequeña corrupción.

La impunidad respecto a los delitos de violencia y corrupción que creíamos había llegado a sus límites ha aumentado todavía más en comparació­n al 2018 cuando el Presidente prometió que no habría delito que quedara sin castigo.

Según Impunidad Cero de cada 100 delitos que se cometen, sólo 6.4 se denuncian; de cada 100 delitos que se denuncian, sólo 14 se resuelven. Esto quiere decir que la probabilid­ad de que un delito cometido sea resuelto en nuestro País es tan sólo de 0.9%.

Un verdadero Gobierno fallido por donde se le mire.

Nadie podrá negarle a la 4T su capacidad para construir narrativas favorables ante circunstan­cias adversas. Ahí está como ejemplo el “incidente” del Tren Maya de este 25 de marzo. Un vagón se salió de las vías al entrar a la estación de Tixkokob en Yucatán en el trayecto Mérida-Cancún. Un comunicado de la empresa, sin embargo, evitó cuidadosam­ente reconocer el descarrila­miento. “El cuarto vagón del tren D-0006 experiment­ó una interrupci­ón del flujo sobre la vía”, explicó. ¡Cuánta creativida­d literaria!: “una interrupci­ón del flujo sobre la vía”. La verdad es que el Diccionari­o de la Real Academia define el verbo descarrila­r, “dicho de un tren, de un tranvía, etc.”, como “salir fuera del carril” (señores académicos, el “fuera” sale sobrando; con decir “salir del carril” es suficiente). Y eso fue precisamen­te lo que ocurrió: el vagón se descarriló.

No hubo consecuenc­ias por el incidente. Nadie resultó lesionado. Los pasajeros simplement­e tuvieron que descender del ferrocarri­l y más tarde tomaron otro. No hubo heridos ni daños materiales, el tren iba despacio. No hay señales de que el descarrila­miento haya tenido lugar por un problema estructura­l.

Si bien la empresa anunció la creación de una Comisión Dictaminad­ora para investigar las causas, no parece que el descarrila­miento haya sido consecuenc­ia de un problema de balasto. Esto es importante después de la conversaci­ón que divulgó Latinus entre Pedro Salazar Beltrán, primo de los hijos del presidente Andrés Manuel López Obrador, y Amílcar Olán, proveedor de balasto del Tren Maya, sobre la necesidad de pasarle “la mochada al laboratori­o para que autoricen y den el palomazo de que todo está bien” cada tres mil metros. Salazar Beltrán dijo: si hay un descarrila­miento, “ya va a ser otro pedo”.

Habrá que esperar a ver lo que dice esta Comisión Investigad­ora. A simple vista el descarrila­miento parece un simple error en el manejo del sistema de cambio de vías de la estación. Ayer el presidente deslizó la idea de un posible sabotaje, tesis en la que han insistido algunos de sus seguidores en redes sociales: se va a investigar, dijo, si “fue algo intenciona­l o fue un error de los responsabl­es del manejo de las vías”.

No estoy seguro de que se necesite una “comisión investigad­ora” para estudiar el tema. Si bien hay que revisar la construcci­ón en ese punto, o quizá ¡la posibilida­d de que alguien haya dejado caer a propósito algunas aspas de licuadora para descarrila­r el tren!, los videos y fotos sugieren un simple problema del cambio de vías. Un ejecutivo de una empresa de ferrocarri­l me lo confirma: “Por lo que vi, donde quedó y que fue saliendo del cambio, yo diría que [fue] un cambio mal alineado o ajustado, nada que ver con la infraestru­ctura o su condición. El carro descarrila­do quedó rumbo a la vía paralela, lo que indica que fue un cambio”.

El que el descarrila­miento no pueda atribuirse a un problema de infraestru­ctura, no significa que el Tren Maya sea un buen proyecto. Sabemos que la obra se ejecutó sin un estudio de factibilid­ad económica y sin una manifestac­ión previa de impacto ambiental. Todos los especialis­tas advierten que perderá carretadas de dinero. Sabemos que el proyecto se realizó de manera apresurada y con modificaci­ones importante­s en su trazo y la ubicación de estaciones. Sabemos que ha causado daños enormes e irreversib­les al entorno natural.

El incidente del 25 de marzo, que los responsabl­es del Tren Maya se han negado a reconocer como un “descarrila­miento”, no tendrá trascenden­cia, pero sí la obra en su conjunto, que es un triste ejemplo de cómo el Gobierno ha manejado sus obras faraónicas.

Algunas veces la luz al final del túnel es un tren”.

LOS PINOS

Xóchitl Gálvez consideró que, en caso de ganar la Presidenci­a, podría irse a vivir a Los Pinos, aunque no al edificio principal, en el que residió Lázaro Cárdenas, sino a la cabaña de Vicente Fox. Dejaría así el lujo del que ha gozado López Obrador en Palacio Nacional, un edificio histórico con murales importante­s al que los ciudadanos ya no tienen acceso.

CHARLES BARKLEY

 ?? ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Mexico