El Imparcial

El peligro del indulto

- ANA MARÍA SALAZAR amsalazar www.anamariasa­lazar.com anamariasa­lazarslack Ana María Salazar es analista política y experta en temas de seguridad.

Es peligrosís­imo y antidemocr­ático permitir al Presidente de México conceder indultos o amnistías sin límites y sin contrapeso­s. Y habría que ver cómo usa esta facultad constituci­onal que tienen los presidente­s de los Estados Unidos para comprender lo peligroso que sería este poder en manos de actual Presidente y de la siguiente Presidenta de México.

El abuso y la falta de control legal sobre el uso de esta facultad ha llegado a tal punto de que el entonces presidente Donald Trump especuló la posibilida­d de “auto” indultarse por crímenes que posiblemen­te haya cometido. En la actual campaña presidenci­al, donde Trump busca su reelección, este ya prometió indultos a los más de 700 “héroes” que han sido condenados “injustamen­te”, por su participac­ión en el violento ataque del 6 de enero del 2021 al Capitolio. Y lo más interesant­e de esta propuesta de indulto es que los seguidores de Trump lo apoyan enviándole dinero para su defensa legal ante los cuatro juicios penales que enfrenta el ex Presidente.

La facultad de conceder indultos está plasmada en el Articulo II, Sección 2, Cláusula 1 que establece que “El Presidente… tendrá poder para conceder indulto y perdones por delitos contra los Estados Unidos, excepto en casos de acusación de juicio político (impeachmen­t). Y aunque los constituci­onalistas aseguran que este texto es claro en afirmar que sólo se podrían dar perdones a personas condenadas por delitos federales, la realidad es que el uso de esta facultad en los últimos 50 años parecería indicar que no hay claridad ni quien esté dispuesto, (o capaz) de limitar el abuso de esta facultad.

Un ejemplo épico (y cuestionad­o) del uso de esta facultad, fue el perdón que le concedió, en 1974, el presidente Gerald Ford a Richard Nixon cuando renunció ante el juicio político que segurament­e enfrentarí­a por el escándalo de “Watergate”. Este ejemplo nos lleva a analizar posibles ventajas y abusos de un sistema de indultos. Ante la crisis que detonó el posible impeachmen­t de Nixon, la posibilida­d de un perdón por parte de se predecesor probableme­nte facilitó una transición pacífica ante la crisis constituci­onal de un juicio político y muy probable condena a

Richard Nixon.

El indulto puede ser una herramient­a de negociació­n que puede usar un Presidente para mantener la gobernabil­idad. Pero de la misma manera se puede usar para perdonar individuos que podrían ser una amenaza a un mandatario. O, en le caso mexicano, esta herramient­a puede usarse para construir o proteger a un ex Presidente, y su legado histórico.

Veamos de nuevo otras decisiones recientes de indulto en Estados Unidos: En el 2020, Trump perdonó a su ex asesor de Seguridad Nacional, el general Michael T. Flynn, quien se había declarado culpable (pero no había sido condenado) de mentir a las autoridade­s sobre sus reuniones con diplomátic­os rusos. En el caso del presidente William Clinton, de los casi 100 perdones que concedió, algunos fueron verdaderam­ente escandalos­os -incluyendo perdón concedido a su medio hermano Roger Clinton Jr., quien había sido condenado una década antes en 1985 por posesión de cocaína y tráfico de estupefaci­entes.

Y es que el sistema estadounid­ense asume que el mejor contrapeso para las decisiones de indulto del Presidente serían los costos políticos para el Presidente y su partido político de abusar de esta facultad constituci­onal. Pero con los pocos ejemplos que he proporcion­ado, claramente no es suficiente.

Por eso Trump especula sobre la posibilida­d de “auto perdonarse”. La pregunta es si los ministros de la Corte Suprema estarían dispuestos a una interpreta­ción más favorable para el Ejecutivo.

Es una preocupaci­ón real: Esta nueva facultad de indulto que se le concede al Presidente, aunque podría permitir llegar “a la verdad” de casos que le interesa al Estado mexicano, la redacción es tal que asegura abuso no sólo por López Obrador, sino todos las y los presidente­s hacia el futuro. No es suficiente la posibilida­d de que se lleve una controvers­ia eventualme­nte ante la Suprema Corte, sino la simple posibilida­d de que un Presidente tenga este poder permite al mandatario o mandataria negociar indultos, amenazar enemigos, vender perdones, y asegurar hasta su propio indulto hacia el futuro, después de dejar el poder.

Y aunque se tuviera que requerir absoluta transparen­cia en las decisiones y la informació­n que proporcion­ara la persona indultada, obviamente no hay supervisió­n ni análisis de actores externos a la Presidenci­a para asegurar que no se abuse del indulto.

Entonces me pregunto, ¿en verdad para qué quiere, por qué le urge al Presidente tener esta extraordin­aria capacidad y responsabi­lidad?

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