El Imparcial

ESCENARIOS

GENARO LOZANO

- El autor es politólogo, conductor de un programa de televisión y profesor en el Departamen­to de Estudios Internacio­nales de la Ibero.

grupos propalesti­nos. El Gobernador de Florida decidió prohibirlo­s en su Estado.

Ese ánimo de limitar la libertad universita­ria llegó al Congreso federal estadounid­ense en diciembre pasado. Congresist­as republican­os llamaron a declarar a las rectoras de tres universida­des en diciembre pasado para investigar actos de antisemiti­smo. Eso no ocurrió durante todo el periodo de Black Lives Matter y tampoco ocurre cuando hay actos racistas contra estudiante­s latinos o asiáticos. Un par de meses después de las audiencias, la presidenta de Harvard renunció a su cargo, acusada de plagio. Era la primera mujer afroameric­ana en dirigir la mejor universida­d de EU.

Las universida­des son masa crítica. Son la conciencia activa de una sociedad. La década de los sesenta del siglo XX es muestra de ello. Las protestas contra la guerra de Vietnam fueron nacionales y tuvieron impacto porque se sumaron las universida­des. Columbia, en NY, y Berkeley, en California, fueron epicentros de protestas. Columbia tiene una larga tradición en ese sentido. En los años sesenta los “estudiante­s fifís” de Columbia protestaro­n porque su universida­d quiso construir un gimnasio para los estudiante­s donde había un parque público en Harlem. Los estudiante­s tomaron el campus e incluyeron el rechazo a la guerra en Vietnam en su protesta contra la gentrifica­ción. Algo similar pasó en el San Francisco State College. Los estudiante­s protestaro­n contra el racismo en sus departamen­tos, se fueron a huelga y lograron la renuncia del presidente de la universida­d. En esas protestas unos 700 estudiante­s fueron encarcelad­os y las protestas fueron durísimas.

Es cierto que hay algo del espíritu del 68 en la nueva ola de protestas en EU, pero es más que eso. Los estudiante­s están redefinien­do los límites a la libertad de expresión en sus campus y exigiendo que sus universida­des corten vínculos financiero­s con empresas que apoyan la guerra, así como programas de intercambi­os con universida­des israelíes. A eso le llaman “Rally to divest” o protesta para la desinversi­ón. Esto es un enorme problema para la imagen internacio­nal de Israel y una enorme presión para Joe Biden.

Las acampadas palestinas se están replicando rápidament­e. Universida­des francesas y españolas ya las tienen y segurament­e las veremos en México. Sin embargo, tienen en contra el fin del semestre y los exámenes finales. Las autoridade­s universita­rias no han sabido reaccionar a las protestas y en muchos casos hay un peligroso sentimient­o antisemita en el aire. Biden busca reelegirse y necesita el voto de los jóvenes. Hoy los universita­rios le están exigiendo un cambio radical en su apoyo a Israel, una condena al genocidio y el reconocimi­ento de un Estado palestino. Biden no puede ignorarlos. Se juega la reelección y ya van más de 30 mil muertes de civiles palestinos por el ejército israelí. Netanyahu es insostenib­le y la guerra es un genocidio. guardamos avariciosa­mente la luz que nos fue dada, esa luz morirá con nosotros. Si la compartimo­s con nuestro prójimo se multiplica­rá y seguirá brillando después de que nos hayamos apagado.

Quien sólo vive para sí acaba por ser tan sólo un no. ¿Suena esto elemental, simplista? Quizá. Pero así suena siempre la verdad: Clara y sencilla.

¡Hasta mañana!

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