LA SUCESIÓN MEXICANA Y LA CASA BLANCA
Aunque es un secreto a voces, algunos historiadores como Joseph Schlarman o Friederich Katz coinciden en que Estados Unidos contribuyó a la caída del dictador Porfirio Díaz por motivos de competencia geopolítica y económica.
La formación de una burguesía nacional, el crecimiento de infraestructura, la consolidación de un mercado nacional y la intervención en Centroamérica, fueron elementos de mayor importancia que la desigualdad e injusticia en México, para que Norteamérica patrocinara grupos opositores y antirreleccionistas en contra de Porfirio Díaz; también el apoyo yanqui a Pancho Villa y Francisco I. Madero fue más que notorio.
Al final, los Estados Unidos decidieron el asesinato del Apóstol de la Democracia para seguir garantizando su hegemonía económica e insertar a los mexicanos en una vorágine de violencia durante casi veinte años. Estados Unidos siempre ha temido el desarrollo del “Japón abajo del Río Bravo”.
El intervencionismo yanqui en los procesos políticos de México ocurre desde momentos previos a la independencia nacional.
Desde ahí tiene que leerse el ataque a la Embajada Mexicana en el Ecuador que el gobierno títere de Daniel Noboa ejecutó. El mensaje es contundente: algo pasa en México que agrava a Estados Unidos.
¿Es la recuperación económica?, ¿es la ventaja de Donald Trump?, ¿es el desarrollo de infraestructura?, ¿es la permanencia del progresismo populista en el gobierno?, ¿es el fin del neoliberalismo?, ¿o es todo al mismo tiempo? La relación entre México y Estados Unidos es una de las más esquizofrénicas.
Aunque el destino final es la integración, no se advierte todo lo que tiene que pasar para que este objetivo se cumpla. Se considera un proceso de disgregación cultural y civilizatoria antes de la formación ampliada de los Estados Unidos de América.
Dentro de los escenarios más próximos se encuentra el propuesto por George Friedman, derivado de la narcopolítica que comparte la economía informal de ambas naciones.
Pareciera que la administración demócrata de Joe Biden quiere adelantarlo un poco; aunque una virtual invasión de Estados Unidos a México sería perjudicial, en lo absoluto, para la Unión Americana.
Drogas, mano de obra barata, emigración y recursos naturales; constituyen los principales renglones de una relación complicada entre EU y México. ¿Qué hace falta, o sobra? Dada la membresía al triángulo imposible, la diplomacia mexicana no puede tomar una decisión significativa. El argumento del derecho internacional –el arma de los pobres y débiles- continúa siendo la ruta donde una alicaída soberanía mexicana pretende defenderse.
Con todo, la ofensiva de Daniel Noboa a México no debe confundirnos el remitente, la agresión –como siempre- proviene de Estados Unidos.
Los agentes históricos del anticomunismo filonazi como Ricardo Salinas y Lilly Téllez, no perdieron oportunidad para identificarse con la derecha anticastrista de Miami.
La fusión mexicoamericana no será pacífica ni benévola en el corto plazo; al contrario, muchos contrastes y conflictos muestran que la falta de asimilación de la mexicanidad a la cultura anglosajona detona el aislamiento de nuestro país.
¿Asimilación o Subordinación? ¿Qué es lo que quiere Norteamérica? La agenda de la candidata oficialista no debería perder más tiempo en pensar al respecto.
Drogas, mano de obra barata, emigración y recursos naturales; constituyen los principales renglones de una relación complicada entre EU y México. ¿Qué hace falta, o sobra? Con todo eso, la ofensiva de Daniel Noboa a México no debe confundirnos el remitente, la agresión –como siempreproviene de Estados Unidos