El Independiente

LA EXMINISTRA

- Por Carlos Ramos Padilla

En alguna ocasión le dije a Porfirio Muñoz Ledo (QEPD) que entre universita­rios no nos tendríamos trampas y siempre nos vemos de frente, a los ojos.

Por ello, hoy quiero referirme a Olga Sánchez Cordero cuando existe un torbellino ante la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN). Ella, hay que sostenerlo, no tiene señalamien­to alguno por su ejercicio como ministra ni denuncia.

Es conocido que cumpliendo con su ejercicio como funcionari­a pública dentro de la presente administra­ción federal nunca tuvo relación con el poder judicial ni en estos momentos como senadora de la República.

Y mire que estuvo más de 25 años en el poder judicial, 21 años como ministra y 4 adicionale­s como magistrada, una biografía profesiona­l fuera de discusión.

Olga Sánchez Cordero sabrá por qué razón aceptó servir dentro del gobierno de López Obrador en uno de los cargos más polémicos y difíciles como es la Secretaría de Gobernació­n, pero ese es un asunto muy lejano a su participac­ión en la Corte.

La evaluación a su responsabi­lidad como servidora pública la tiene la sociedad, pero nadie puede arrebatarl­e el derecho a experiment­ar sus caminos de vida y bajo sus conviccion­es se ha portado con decoro incluso ante las permanente­s embestidas de los opositores. Es la novena mujer en ocupar un sillón del Tribunal Supremo y la primera mujer Notaria Pública en la CDMX.

En estos días la jurista como académica del derecho político, social y administra­tivo habrá de analizar la determinac­ión del Poder Judicial para mantenerse autónomo e independie­nte, la defensa del Estado de Derecho y de la actual Constituci­ón.

No olvidemos que es autora de “La Constituci­ón y los Tratados Internacio­nales.

Un acercamien­to a la interpreta­ción jurídica de la jerarquía de las normas y la aplicación de los tratados en la legislació­n nacional”.

La Universita­ria Sánchez Cordero participó abiertamen­te en uno de los asuntos más controvers­iales del derecho, el archivo de Florence Cassez y fue firme en sus considerac­iones, así se ha comportado.

Pero, más allá, Olga es una recia defensora de los derechos y obligacion­es que la mujer, particular­mente la mexicana, enfrenta en la actualidad.

Dentro de la UNAM es una de las abogadas más reconocida­s. El presidente Ernesto Zedillo la nominó como ministra de la SCJN.

Reconozco sería injusto dañar su reputación de rectitud como ministra ya que en los hechos su biografía es limpia y como Constituye­nte conoce del quiebre que se puede venir para la nación.

La Universita­ria Sánchez Cordero participó abiertamen­te en uno de los asuntos más controvers­iales del derecho, el archivo de Florence Cassez y fue firme en sus considerac­iones, y así se ha comportado

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Foto: Cuartoscur­o

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