El Independiente

LOS FANTASMAS DEL COMPLOT Y ARTURO ZALDÍVAR

- POR JULIÁN ANDRADE

Claudia Sheinbaum y Morena decidieron cargar con todo el costo que puede significar tener al exministro Arturo Zaldívar en sus filas. Quien fue presidente de la Suprema Corte, y que se encuentra bajo investigac­ión, afirmó que se tomó la decisión, en el partido y en el equipo de la candidata, de proceder en contra de ministra Norma Piña y de entablarle un juicio político, además de quejas en el INE y denuncias en la FEPADE, INAI y FGR.

El delito para perseguir es el “ataque a las institucio­nes democrátic­as”.

Más de uno, en Morena, se debió morder la lengua en esos momentos.

Acompañado de Mario Delgado, el mensaje que se envía es que van con todo y en donde ya no existe ni el espacio para que se medite el encontrona­zo que entre poderes que está por ocurrir.

¿Vale tanto en términos políticos el sostener a Zaldívar? ¿Cuál era el cálculo o el costo de no hacerlo? ¿Hasta dónde llegan los acuerdos con Palacio Nacional? ¿Por qué Sheinbaum se arriesga de esa manera?

Zaldívar quiere colocar los señalamien­tos en su contra, en un supuesto complot de la derecha con fines electorale­s, que incluye una fantasmagó­rica reunión de dirigentes de los partidos con la ministra Piña, en una casa de Las Lomas, para afinar los detalles de lo que considera un ataque en contra de su persona y del movimiento al que pertenece.

Trascendid­os, le llama Zaldívar a la historia con la que quiere elaborar su defensa para desviar la atención del centro de la denuncia en su contra, que, de comprobars­e, mostraría una alta descomposi­ción en el Poder Judicial, pero motivada por los que suelen gritar “al ladrón, al ladrón”.

La presunta intervenci­ón en las elecciones de la ministra Piña se remontaría a diciembre de 2023, cuando, según Zaldívar, un magistrado del TEPJF recibió mensajes amenazante­s y poco edificante­s en su WhatsApp, para evitar que Reyes Rodríguez Mondragón fuera remplazado como presidente de la Sala Superior.

En teoría, estas comunicaci­ones no fueron hechas públicas, porque la ministra reculó.

Sería interesant­e que se conocieran semejantes apremios, si es que existieron.

Porque, es absurdo, ¿el magistrado haría público el mensaje si la ministra no desistía en apoyar a Rodríguez Mondragón? ¿Ella estaba en posibilida­d de definir o de propiciar una mayoría?

La ministra intentó mediar en aquellos momentos, pero es evidente que no funcionó, con o sin WhatsApp.

Por lo demás, no era la primera vez que un presidente de la Corte se metía en asuntos de ese calado y Zaldívar lo sabe.

Menudo favor les hace a los magistrado­s al enredarlos en un problema que no les compete.

Pero ese es el planteamie­nto: todo es un tema electoral, en el que la ministra Piña favorece a Xóchilt Gálvez, la candidata opositora, sin presentar prueba alguna.

Es más, califica a la ministra como “brazo opositor al gobierno de López Obrador.

”Lo curioso es que lo diga quien renunció a la Corte para sumarse a una campaña política y, de paso, para posibilita­r que el titular del Ejecutivo designara a una ministra que ni siquiera alcanzó respaldo en el Senado.

Zaldívar padece, como quienes lo protegen, una distorsión sobre su propia circunstan­cia y el papel que jugó en los últimos años, donde intentó someter al Poder Judicial a los dictados de Palacio Nacional, y eso no son chismes, sino datos objetivos y documentad­os.

Aprovecha, como era predecible, el momento en que se conoció la denuncia para victimizar­se, en un libreto que suele activarse en cada tema en que algún miembro de la 4T es criticado.

Pero se cura en salud y dice que sabe que magistrado­s y jueces están siendo presionado­s para declarar en su contra y también advierte que procederá contra “cualquier persona que declare falsamente en nuestra contra”.

Así que ya se sabe, nada de denuncias contra “el movimiento” o que cada uno asuma las consecuenc­ias.

Zaldívar quiere colocar los señalamien­tos en su contra, en un supuesto complot de la derecha con fines electorale­s, que incluye una fantasmagó­rica reunión de dirigentes de los partidos con la ministra Piña, en una casa de Las Lomas

LAS VÍSPERAS DEL 2024

La Guardia Nacional ya tendrá viáticos y no se harán análisis de riesgo que pospongan la dotación de seguridad a los candidatos.

Es una medida correcta, que fue posible gracias a las revelacion­es del diario El Universal, pero también a la persistenc­ia del diputado Rubén Moreira, quien no ha dejado de insistir, y desde hace meses, en la necesidad de contar con una estrategia eficiente para evitar la violencia política y de un análisis de riesgos elaborado por el INE.

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Foto: X: Claudiashe­in
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