PORTILLO GANA PREMIO NACIONAL DE COMPOSICIÓN
La pieza es creación de Luis Manuel Portillo; los jurados destacaron el manejo del registro de los instrumentos
Reto difícil tuvo el jurado para seleccionar al ganador del Premio Nacional de Composición Orquestal 2018, que durante la noche de ayer realizó su etapa final en el Teatro Degollado, recinto que, en el marco de sus festejos por su 152 aniversario, sirvió como escenario para dar el máximo galardón a Luis Manuel Portillo Lagner, por su pieza “Fuerza y claridad”.
Previo a que la Orquesta Filarmónica de Jalisco (OFJ) interpretara las cuatro piezas finalistas de la convocatoria nacional, que recibió a 42 propuestas de jóvenes compositores, autoridades de la Secretaria de Cultura de Jalisco expresaron la importancia de impulsar a nuevos talentos que puedan acceder a experiencias profesionales y ser evaluados por un jurado calificado e integrado por figuras como como Mario Lavista Camacho, Javier Álvarez Fuentes y el mismo director titular de la orquesta jalisciense, Marco Parisotto.
Las cuatro piezas finalistas, “Fuerza y claridad” de Luis Manuel Portillo Lagner, “Na´lu´um” de Cristina García Islas, “El fin del comienzo” de Alán Ahued Naime y “Amarillo, rojo y azul” de Sergio Olivares Montes, fueron dirigidas por Miguel Salmón Del Real, director huésped de la OFJ durante las ediciones del Premio Nacional de Composición Orquestal.
Tras nombrar a Luis Manuel Portillo como ganador nacional, el jurado expresó sus criterios para seleccionar a las piezas finalistas y elegir también a la partitura triunfadora, tomando en cuenta factores como el empleo de recursos orquestales, manejo del registro de los instrumentos y la coherencia en la forma de la pieza, por ejemplo, puntos que también sirvieron de referencia para premiar al representante jalisciense, Sergio Olivares Montes, en la categoría estatal y finalista del certamen nacional junto a los tres compositores de la Ciudad de México.
“Como compositor reconozco inmediatamente el gran trabajo que significa componer
obras de orquesta. Escribir una obra orquestal es como escribir una novela, es realmente un trabajo arduo, solitario, de gran concentración, de gran expresión”, expresó el jurado Javier Álvarez.