“Los abismos”, de Pilar Quintana, Premio Alfaguara 2021
La novela “Los abismos” y su universo femenino le dieron a ganar a la escritora colombiana el Premio Alfaguara de Novela 2021
La autora colombiana Pilar Quintana, reconocida internacionalmente por su libro “La Perra”, fue galardonada ayer con el Premio Alfaguara de Novela 2021 gracias a su reciente obra “Los abismos”, texto que narra el estrecho universo femenino formado por mujeres que no pudieron romper con una educación de otro tiempo.
La voz principal es la de una niña que se llama “Claudia”, como su madre, el otro personaje de la novela y que además fue el seudónimo que la autora usó para participar en la convocatoria de Alfaguara. “La narradora puede que sea un adulta, pero (el libro) está contado desde el punto de vista de los niños y ellos entienden todo alrededor pero a veces no son capaces de ponerlo en palabras”.
Sobre la obra “Los abismos”, dotada con 175 mil dólares, y una escultura de Martín Chirino, dijo el jurado que el libro se adentra en la oscuridad del mundo de los adultos a través del punto de vista de una niña que, “desde la memoria de su vida familiar, intenta comprender la conflictiva relación entre sus padres. Con el telón de fondo de un mundo femenino de mujeres atadas a la rueda de la noria de la que no pueden o no saben escapar”.
El jurado también detalló que la autora ha creado una historia poderosa “narrada desde una aparente ingenuidad que contrasta con la atmósfera desdichada que rodea a la protagonista. Con una prosa sutil y luminosa en la naturaleza nos conecta con las posibilidades simbólicas de la literatura, y los abismos son tanto los reales como los de la intimidad”.
En cuanto al motivo que llamó la atención de Pilar para desarrollar esta obra, dijo: “Soy hija de una generación de mujeres que no pudieron decir qué querían ser en la vida, porque el mandato social les decía que tenían que casarse y tener hijos. Quería indagar entre la relación de una niña con una mujer”. La maternidad, compartió “ha sido un motor de creación que le permite asomarse a nuevos abismos”.
“Yo creo que para mí hay un tiempo que fue antes de ser madre y después de serlo. Yo fui madre a los 43 años y la maternidad abrió un caudal literario muy nuevo donde estoy sintiendo y pasando por cosas que no imaginé y todo esto después lo convierto en ficción”. La naturaleza ha sido una fuerza poderosa en su escritura, la selva que le recuerda a su departamento de la infancia en Cali, Colombia, es escenario de esta obra ganadora.
“Está mal vistovistoqueque una mujer hable de los retos de ser madre, creo que es fundamental que reflexionemos, que no veamos la maternidad como un mito, y que no nos vean a las mamás como unas santas, somos seres con luz y con oscuridad”.
La autora señaló que antes de ser madre, escribía sobre el sexo y la analogía que hay sobre este tema con la animalidad del ser, ahora que tiene un hijo, le resuena ese instinto que tienen los seres humanos en cuanto al sentido de protección, que por ejemplo, a ella se le despertó tras la llegada de su pequeño. Instó a escribir sobre maternidad y les dijo a las autoras que no piensen que este es un tópico menor.
“Yo hace poco estaba hablando con la escritora Leila Guerriero, que está haciendo un trabajo sobre la literatura escrita por mujeres. Y cuando yo estaba en el colegio estudiando, yo leía a muchas escritoras clásicas, pero de autoras contemporáneas no tenía el referente de alguna mujer, nunca las leí. Y cuando empecé a escribir, a veces creo que sentía cierta timidez de abordar ciertos temas porque pensaba que eran menores. Me daba la sensación de que la maternidad era tomada como un tema menor porque era de mujeres”, dice.
“Yo creo que es importantísimo que las aspirantes a escritoras tengan escritoras modelos donde ellas puedan ver que la maternidad y hablar de nuestros problemas y nuestros intereses no son menores, son los problemas, las intrigas, los miedos y las emociones de medida humanidad”.
Finalizó al decir que es necesario que haya voces de mujeres hablando de las cosas que les molestan, que les preocupan, que les hieren y que les gustan, pero también de las cosas que se supone que están mal vistas que las mujeres aborden como el deseo, o precisamente los grises de la maternidad.