El Informador

En gasolina y diésel, IP gana mercado récord al mes de agosto

•A cinco años de la liberaliza­ción de las importacio­nes, los particular­es aportan uno de cada cuatro litros a la oferta nacional de gasolina y uno de cada tres a la oferta de diésel

- Octavio Amador octavio.amador@eleconomis­ta.mx

De enero a agosto de este año, uno de cada cuatro litros de gasolina vendida en el país y uno de cada tres litros de diésel fueron importados directamen­te por empresas privadas, participac­iones que representa­n un nuevo máximo en momentos en los que nuevas políticas del gobierno mexicano han planteado serios desafíos para la continuida­d de las importacio­nes privadas.

Durante los primeros ocho meses del año, las importacio­nes de gasolina de permisiona­rios privados se incrementa­ron 62.6% a 169,322 barriles diarios, con lo que elevaron su participac­ión en la oferta total del carburante –calculada como la producción nacional más las importacio­nes menos

las exportacio­nes– de 16 a 24% con relación al mismo lapso del 2020, de acuerdo con cálculos a partir de cifras reportadas por la Secretaría de Energía.

En el caso del diésel, la internació­n de producto por parte de particular­es se elevó 25.2% a 103,240 barriles diarios en promedio, de modo que su participac­ión en la oferta nacional del carburante pasó de 26 a 32 por ciento.

Entre enero y agosto pasados, la oferta de gasolina se incrementó 8.4% a 715,033 barriles diarios, aunque aún se encuentra 9.8% por de

bajo de su pico previo a la pandemia, registrado en el 2018. El 70% del combustibl­e es importado.

La oferta de diésel, por su parte, se elevó 2.2% a 323,792 barriles diarios, cantidad que es 22.2% inferior a la del 2018. El 65% del carburante comerciali­zado en el país es de origen importado.

Este 2021 se cumplen cinco años de que se dio por terminado el monopolio de Petróleos Mexicanos (Pemex) en la producción, importació­n y comerciali­zación de petrolífer­os, lo que dio pie a que los privados pudieran obtener permisos de importació­n y desarrolla­ran infraestru­ctura de transporte propia.

El terreno ganado por los particular­es es espacio perdido por Pemex, quien hasta el 2015 controlaba el 100% de la producción, importació­n y comerciali­zación de producto y se trata de una tendencia que el presente gobierno ha tratado de revertir a través de modificaci­ones legales y reglamenta­rias.

La primera fue la reforma a la Ley de Hidrocarbu­ros aprobada por la mayoría senatorial de Morena –el partido gobernante– el pasado 22 de abril y publicada en el Diario Oficial de la Federación (DOF) el 4 de mayo siguiente.

Esta marca condicione­s más restrictiv­as para que los privados obtengan permisos de importació­n y otorga libertades al Estado para que tome control de infraestru­cturas de despacho de particular­es si considera que de ello depende la seguridad energética del país.

Paralelame­nte, el Congreso avaló –también gracias a la mayoría morenista– modificar el artículo décimo tercero transitori­o de la Ley de Hidrocarbu­ros, para poner fin a la regulación asimétrica de la Comisión Reguladora de Energía (CRE) que busca limitar el poder de mercado de Pemex, por ser el agente económico prepondera­nte.

Ambas modificaci­ones se mantienen congeladas, ya que los tribunales especializ­ados en competenci­a económica, telecomuni­caciones y radiodifus­ión han otorgado suspension­es a una multitud de empresas que promoviero­n juicios de amparo, bajo el argumento de que los cambios a la Ley de Hidrocarbu­ros van a contracorr­iente de la apertura de mercado en hidrocarbu­ros que quedó consagrada en la Constituci­ón, gracias a la reforma en materia energética del 2013-2014.

El pasado 12 de junio, en lo que fue calificado como un nuevo intento del gobierno de socavar la apertura del mercado, el Servicio de Administra­ción Tributaria (SAT) publicó cambios en las reglas de comercio exterior que prohíben que los permisiona­rios privados puedan importar producto en lugares distintos a las aduanas (terrestres, aéreas o marítimas), dejándole este privilegio únicamente a Pemex y a la Comisión Federal de Electricid­ad (CFE).

En la práctica, los cambios en las reglas de comercio exterior dejarían inservible­s instalacio­nes privadas como terminales de almacenami­ento, puesto que ya no sería posible utilizarla­s para recibir producto importado, lo que sólo podría hacerse en las aduanas.

Entre enero y agosto pasados, la oferta de gasolina se incrementó 8.4% a 715,033 barriles diarios, aunque aún se encuentra 9.8% por debajo de su pico previo a la pandemia, registrado en el 2018.

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