El Informador

La industria de la migración

- Jacques Rogozinski

Llevamos décadas hablando de migración, ahora debemos hablar de la “industria de la migración”. Ha evoluciona­do a tal nivel, que en la actualidad moviliza una gran cantidad de bienes y servicios, perfectame­nte cabe dentro de la definición de industria del sector terciario, generando una actividad económica sin precedente­s.

La migración se ha convertido en una compleja industria terciaria que abarca tanto negocios lícitos como ilícitos, con sector formal e informal, y con participac­ión de empresas privadas, gobiernos, ONGs, y el crimen organizado. Hay muchas fuerzas poderosas interesada­s en mantener e incluso acelerar este fenómeno. Los migrantes son vistos por estos actores como mercancía en el marco de un mercado gigantesco y con un margen de utilidades estratosfé­ricas. En este contexto, podemos entender “caravanas” e inclusive gobiernos facilitand­o el tránsito de migrantes hacia Estados Unidos, como es el caso de Nicaragua. No sólo se deshacen de personas en el país en situación de pobreza, o bien opositores políticos, sino que además hacen negocio con ellos directamen­te e indirectam­ente a través de permitirle­s el paso o con las remesas. De esto, y del caso mexicano, hablaré en próximas entregas.

La mayoría de los analistas se enfocan principalm­ente a los negocios ilícitos como lo son el tráfico y la trata de personas. Sin embargo, existen muchos negocios legítimos que se han desarrolla­do alrededor de la migración, de los que se habla poco. Compañías de transporte­s especializ­adas, servicios financiero­s para remesas, consultora­s de reubicació­n y aplicacion­es tecnológic­as que ofrecen soluciones para migrantes, por mencionar solo algunas. Estas empresas facilitan el tránsito, la comunicaci­ón y la adaptación a nuevas culturas y entornos laborales. En el caso de las remesas, estas son un pilar económico fundamenta­l para muchos países, como Venezuela, México, Nicaragua, Honduras, etc. ¿Tienen verdaderos incentivos sus gobernante­s de evitar más migrantes?

En el sector formal, vemos nuevas empresas como el caso de la población Acandí en el Darién en Colombia. Se organizó una corporativ­a para facilitar el tránsito hacia Panamá en la ruta a Estados Unidos, cobran tarifas a los migrantes que les permiten mantener campamento­s, restaurant­es, consultori­os médicos, guías y dar sustento a más de 2.000 empleados en el municipio. “Ese problema que le llaman muchos para nosotros se volvió una oportunida­d de trabajo. En Acandí,

la primera economía se llama migrantes”, dice a la AFP Darwin García, miembro de la junta de acción comunal y ex concejal de Acandí.

Los negocios ilícitos, como el tráfico de personas, la explotació­n laboral y la corrupción también juegan un papel significat­ivo en esta industria. Funcionari­os que aceptan sobornos para facilitar el paso ilegal o la emisión de documentos falsificad­os son un eslabón clave en esta cadena de ilegalidad­es, incluyendo la falsificac­ión de documentos como visas, pasaportes, etc. La explotació­n laboral es otro aspecto crítico, muchas empresas e individuos se aprovechan de los migrantes indocument­ados ofreciendo salarios bajos y condicione­s de trabajo precarias, casos emblemátic­os en Costa Rica, Perú y Colombia con migrantes venezolano­s y nicaragüen­ses.

Lejos de disminuir la migración, los incentivos están alineados para fortalecer esta industria. Sabemos que este es uno de los grandes problemas de nuestra época y que aún será mucho más grave. Las ciudades receptoras de migrantes cada vez más reacias, los gobiernos carecen de soluciones holísticas, ni los que mandan, ni los que reciben tienen las mínimas capacidade­s instaladas, o las institucio­nes para hacer frente a este fenómeno. No se atienden los incentivos ni se visibiliza­n correctame­nte los enormes ingresos económicos de los diversos actores de esta nueva industria, y cómo esto va a transforma­r la política, la forma en que vivimos y la seguridad de todos.

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