El Informador

Desaparece­r desapareci­dos

- jbarrera4r@gmail.com Jaime Barrera

El más grande problema de insegurida­d que se padece en Jalisco y en México, que son las desaparici­ones, marcará también este 2024, año de elecciones, debido a que más que buscar una solución de fondo a la crisis desbordada de violencia en el país, las autoridade­s buscan minimizar y criminaliz­ar este fenómeno delincuenc­ial, tanto a nivel estatal como federal.

Si ya había irritación en las familias que sufren el dolor y la impotencia de no saber el paradero de algún ser querido, por la lentitud y burocratis­mo en las investigac­iones, la falta de acompañami­ento a los trabajos de las madres buscadoras y por el calvario que representa la identifica­ción de los cadáveres en los saturados centros forenses, la molestia se exacerbó en diciembre pasado que el Gobierno de la 4T presentó los resultados del censo de desapareci­dos, que prácticame­nte rechazaron todas las organizaci­ones que desde la sociedad civil trabajan en la búsqueda y combate de las desaparici­ones.

De 110 mil 964 denuncias de desaparici­ón en todo el país, acumuladas hasta el mes de agosto, el censo que presentó el jueves 14 de diciembre el Presidente Andrés Manuel López Obrador y la secretaria de Gobernació­n, Luisa María Alcalde, tras más de medio año de levantamie­nto de encuestas a familias afectadas, sólo reconoció 12 mil 377, es decir sólo 1.1 de cada 10 desaparici­ones que había en el registro nacional.

En el levantamie­nto de este conteo oficial, que anunciaron como parte de lo que llamaron Estrategia Nacional de Búsqueda Generaliza­da de Personas Desapareci­das, aseguran que encontraro­n e identifica­ron a 34 mil 524 personas, mientras que en 26 mil 90 casos no existen datos para la identifica­ción y en 36 mil 22 de plano, aseguran, no hay indicios para la búsqueda.

Además de asegurar que hubo muchas familias buscadoras a las que no se les preguntó de sus casos en el censo que levantaron los siervos de la Nación reclutados por la 4T, estas agrupacion­es temen, con justa razón, que luego de la difusión de estas cifras las autoridade­s de los tres niveles de Gobierno descuiden aún más los trabajos de búsqueda a los que están obligados.

En esa manipulaci­ón de cifras incurre también el Gobierno de Jalisco, según acusan familiares de desapareci­dos, y confirmó esta semana el Comité de Análisis en Materia de Desaparici­ón de Personas de la Universida­d de Guadalajar­a.

Desde la academia, y tras una revisión al Sistema de Informació­n sobre Víctimas de Desaparici­ón, los académicos lamentan que desde 2022 no se alimente la base de datos y que siga sin publicarse el Registro Estatal de Personas Desapareci­das, que el propio gobernador Enrique Alfaro prometió publicar antes de finalizar el 2023 y que ayer anunció para la próxima semana. Veremos.

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