Enseñar como quien tiene autoridad
Las lecturas de la liturgia de este domingo IV de tiempo ordinario nos invitan a ser profetas de la palabra de Dios en medio de las actividades diarias de la vida ordinaria, sin dejar de cumplir con las obligaciones inmediatas de nuestra situación en la sociedad y entregar nuestro corazón en servir y amar intensamente a Dios.
Pero es necesario, antes de ser profetas, escuchar la palabra de Dios con atención para poderlo proclamar con nuestras palabras y con nuestra vida, como quien tiene autoridad, como lo hacía Jesús después de haber orado en soledad con su Padre.
El pueblo escogido pidió profetas por temor a la comunicación directa con Dios, y el Señor se lo concedió: Moisés y Josué que lo guiaron a la tierra prometida. Y los demás profetas que a lo largo de la vida en los momentos difíciles alentaban al pueblo, le llaman la atención a los que gobernaban cuando cometían graves pecados como a David, el rey escogido del Dios, como cuando se dejó llevar del encanto de la mujer de Urías y se apoderó de ella después de hacerlo morir en la guerra. Ahora Dios nos pide a nosotros cristianos que seamos profetas de su palabra para guiar por el camino recto hacia Él a este mundo que nos rodea y nos amenaza continuamente.
Es necesario escuchar la palabra de Dios y meditarla para comunicarla debidamente: que sea el sentido que quiere Dios que le demos y apagar las voces de los falsos profetas; que podamos descubrir y arrojar fuera del mundo los males que aquejan y martirizan nuestras mentes y voluntades que nos impiden hacer el bien; obrar con justicia y honestidad; denunciar la corrupción y la impunidad de los poderosos.
Es necesario que hagamos notar la novedad de la doctrina del Reino prometido, diversa a lo que el mundo enseña, como lo hacia Jesús, no como lo hacían los expertos intérpretes de las Sagradas Escrituras y los fariseos estrictos cumplidores de la Ley. ¿Cómo? Con el ejercicio de nuestra vida, en concordancia con que obramos según lo que predicamos.
Javier Martínez, SJ - ITESO