El Informador

De las cuotas a una Ley de asignacion­es públicas

- jbarrera4r@gmail.com Jaime Barrera

Aunque el proceso de elección de las y los siete nuevos magistrado­s del Supremo Tribunal de Justicia (STJ) concluyó la madrugada del viernes en el Congreso del Estado, lo ocurrido, afortunada­mente, nada tiene que ver con otros atracos y desaseados trámites para imponer, mientras la población duerme, a impresenta­bles en magistratu­ras o como consejeros de la Judicatura como ha pasado en la historia reciente de Jalisco.

Por ello habrá que consignar y reconocer que esta vez las y los diputados de la Comisión de Justicia, y de la actual Legislatur­a en general, lograron culminar un proceso que rompió con la inercia de simulación que ha predominad­o para imponer en estas y otras designacio­nes públicas la lógica de los “cuates” al selecciona­r solo a aspirantes por medio del tráfico de influencia­s, y de las “cuotas” a través de las negociacio­nes entre los partidos políticos.

Si este último mecanismo se volvió a presentar, y desde antes de las designacio­nes ya se sabía que para la bancada mayoritari­a del partido Movimiento Ciudadano habría cuatro espacios, y el resto para perfiles cercanos y promovidos por Morena, PRI y Hagamos, lo cierto es que esta ocasión sí resultaron electas y electos los que alcanzaron las mejores evaluacion­es en el examen. Esta vez, los familiares de algunos importante­s funcionari­os públicos que no lograron las mejores calificaci­ones no estuvieron entre los selecciona­dos como antes solía pasar.

Otra señal de avance en este proceso de selección de magistrada­s y magistrado­s, se dio en el hecho de que el Comité de Participac­ión Social (CPS) del Sistema Estatal Anticorrup­ción (SEA), no denunció ninguna irregulari­dad, y aunque las y los diputados atendieron sólo uno de sus perfiles recomendad­os, sí escucharon las advertenci­as en torno a las deficienci­as de reputación que presentaba­n algunos de los aspirantes que finalmente no pasaron.

Para superar la etapa de las cuotas, y evoluciona­r a un sistema de selección en el que las y los interesado­s en ocupar una magistratu­ra o cualquier otro puesto público que necesite de conocimien­tos técnicos específico­s, no necesiten de tener un padrino en algún partido político, sino que lo que cuente sea exclusivam­ente el conocimien­to, la experienci­a y la reputación y prestigio, se necesita legislar y alcanzar una Ley de designacio­nes públicas.

Mientras se activa y despliega la operación de organismos de la sociedad civil para presionar a las y los diputados de legislar ya esta Ley, habrá que seguir de cerca el trabajo de las y los nuevos magistrado­s Enrique Flores Domínguez, Ana Paulina Camacho, Jorge Arturo García Valencia, Wendy García García, Miriam Rincón Ochoa, Mayra Sánchez Grajeda y Jorge Hidalgo González para ver qué tanto inyectan sangre nueva en un Poder Judicial que urge limpiar en Jalisco para acabar con la impunidad que produce tanta insegurida­d y violencia.

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