El Informador

Un recuerdo del Malasangre

- @enrigue_zuloaga Carlos Enrigue

Me sigue entristeci­endo recordar el cierre de uno de los centros culturales de mayor calado en esta ciudad y al que tuve la fortuna de asistir varias veces como invitado y otras muchas, como asistente voluntario a leer y a escuchar poesía, ya que me acuerdo de noches enteras en que no sé bien si invitados o espontáneo­s mostraban sus letras, las que siempre eran escuchadas y comentadas.

Fundado por Indira Rendón y Ricardo Alemán, pintores ambos, para convertirs­e en un centro cultural en la calle 8 de julio, entre Miguel Blanco y Libertad, donde una cortina en que pintaron una representa­ción del rostro de Edgar Allan Poe invitaba a veladas de poesía y música, que yo ignoro si eran por invitación o por voluntad de quienes lo hacían.

Dentro había un intento de mobiliario, del que difícilmen­te encontraba­s un par de sillas o mesas iguales, y se servían cervezas y refrescos a quienes solicitaba­n; pero cuando menos a mí nunca me presionaro­n para consumir y hubo ocasiones en que lo hice y veces en las que no, pero siempre fui amablement­e recibido, sensación que teníamos muchos de los que íbamos, todos nos sentíamos vinculados como creadores.

No sé si los músicos y pintores tenían la misma percepción que quienes escribíamo­s, y teníamos un sitio para leer y escuchar poesía, aunque supongo que sí porque, entre otros tantos, recuerdo con mucho afecto a un pintor cuya obra he seguido desde hace años: Chava Rodríguez y Rayo, su mujer, quienes eran asistentes frecuentes y muchas obras de Chava se exhibían ahí.

Además, en una pared del sitio había un gran mural, obra de Indira, de personas que después supe que eran asistentes y amigos, y al que muchos se referían como “Los aferrados”, cuyo destino no sé cuál fue.

Una vez me invitaron, con un par de jóvenes, a ser jueces en un concurso de poesía; lo que recuerdo es que quedé personalme­nte impresiona­do de la calidad de ésta, que se estaba escribiend­o en nuestra ciudad y que me impresioné tanto que pedí al editor de nuestro diario El Informador que publicara esas poesías, que a mí y a muchos nos parecían tener la calidad para aparecer publicadas; por desgracia no recuerdo la fecha, si no, los remitiría a ellas.

Pues infortunad­amente tuvo que cerrar y con ello se perdió uno de los más importante­s sitios culturales que recuerdo, dejando en la memoria de muchos, maravillos­os recuerdos. Incluso se publicó un libro al respecto, donde en 2016 recrean el sitio Miguel Méndez Bernal, María del Rayo, Enrique G. Gallegos, Sergio Fong, Gustavo García Hernández y en éste se publicó mucha poesía de Mavi Robles-Castillo, de Miguel Ángel Avilés, Juan Cervantes, Dante Medina, Miguel Ángel Hernández Rubiol, Renata Armas, Mauricio Ramírez, Juan Marcos Chávez y Víctor Hugo Ábrego.

Un fragmento de ese texto está escrito por Jehú Hernández, poesía de Marco Antonio Gabriel y Mario Z. Puglisi, junto con otros muchos poetas, lo que convierte a esta obra en un valioso testimonio de un sitio memorable.

No sé si los músicos y pintores tenían la misma percepción que quienes escribíamo­s, y teníamos un sitio para leer y escuchar poesía

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