Críticos y oposición, los mejores promotores de AMLO
Tienen razón analistas, opositores y el propio AMLO lo reconoció. Las iniciativas de reforma constitucional del Presidente son una palanca electoral para su movimiento, pero hay un matiz poco atendido. ¿Necesita aumentar la ventaja de 30 puntos de su candidata? Creo que no. Esa batalla está –casi– ganada. Dense cuenta: el acento electorero de sus reformas está en las cámaras, en la elección de legisladores, no en la contienda presidencial.
Los mexicanos desconfiamos principalmente de tres instituciones según Inegi: los partidos políticos (71.6%), las policías (65%) y las Cámaras de Diputados y Senadores (58%). En el imaginario del elector, el morador de una curul es el vividor por excelencia de la clase política: sobrepagado, chapulín, perezoso y corrupto. Casi siempre son desconocidos. Uno vota por el color, casi nunca por el nombre. Si no respondan, ¿qué diputado federal representa su distrito?
De esta manera el Presidente coloca en el imaginario del elector “la importancia de las cámaras” para la consolidación de su movimiento. Le ofrece al votante, además de un color, una razón. O veinte razones, algunas descabelladas, otras apetitosas, todas en un mismo paquete explosivo. Ahí está el otro truco: separar la paja del grano tomará muchos meses. No hay tiempo, “sólo el tiempo de definiciones”.
En la primera mitad de su sexenio, AMLO tuvo dos terceras partes de las cámaras, lo que le permitió pasar reformas constitucionales. En la elección de 2021 perdió la mayoría calificada. En San Lázaro, Morena, PVEM y PT suman 273 de 500 diputados y requieren al menos 61 votos más de la oposición (PAN, PRI, MC y PRD) para cambiar la Constitución. En el Senado, el bloque morenista cuenta con 73 de 128 escaños y necesita un mínimo de 13 votos del bloque opositor. La debilidad de la Cuarta Transformación está en la Cámara Alta y Baja.
No sé si asombrarme por la genialidad o el desparpajo del Presidente. Pero desde el 5 de febrero nos impuso su agenda. Y nos convirtió en involuntarios promotores de su palanca electoral. Somos, al criticarlo o darle juego a su agenda, sus mejores voceros.
AMLO sabe que ya no consolidará sus reformas, pero Claudia Sheinbaum dijo que las impulsará en su sexenio si gana la Presidencia. En el fondo el Presidente –y aquí está la otra obsesión de López Obrador– busca la trascendencia histórica. Su más grande fervor es que un día lo citen como él cita a José María Morelos. Pero esa ya es otra historia, la que el Presidente se cuenta a sí mismo.