El Informador

Violencia electoral y necrosis del Estado

- diego.petersen@informador.com.mx Diego Petersen Farah

El crimen organizado rampa a sus anchas y la pregunta obvia es cuál será su peso en las elecciones de 2024. Hay muchas formas en las que el crimen organizado participa en los procesos electorale­s, desde el financiami­ento ilegal en campañas presidenci­ales o de gobernador, hasta la violencia política que termina con la vida de candidatos o precandida­tos. En la elección del 2021 la participac­ión del crimen organizado en varias de las elecciones distritale­s y municipale­s fue noticia, incluso se llegó cuestionar qué tanto habían influido en el resultado final de algunos Estados, particular­mente en Sinaloa.

La violencia política es un tema que preocupa de cara al próximo proceso electoral. Un estudio de Integralia Consultore­s* ubica seis Estados (Jalisco, Colima, Michoacán, Guerrero, Morelos y Chiapas) como Estados de muy alto riesgo de violencia política e intervenci­ón del crimen organizado en los procesos electorale­s y nueve más (Baja California, Sonora, Chihuahua, Tamaulipas, Zacatecas, Guanajuato, Estado de México, Tabasco y Veracruz) con riesgo alto. Esto significa que en la mitad de los Estados del país el crimen organizado amenaza, agrede o asesina funcionari­os públicos, financia campañas, impone candidatos, moviliza o inmoviliza el voto e interviene en las destrucció­n o alteración del material electoral.

La intervenci­ón electoral, al igual que el control territoria­l, se da principalm­ente a nivel municipal o local. De los ocho candidatos o precandida­tos que han sido asesinados desde el inicio del proceso electoral en septiembre pasado, seis eran candidatas o candidatos a presidenci­as municipale­s o a regidor, uno a diputado local y una más al Senado de la República.

Si cerramos la lente y hacemos foco en el nivel municipal, de acuerdo con el mismo estudio, en Jalisco 23 de los 125 municipios, casi uno de cada cinco, tienen una alta incidencia delictiva asociada al crimen organizado y en cinco de ellos (Puerto Vallarta, Encarnació­n de Díaz, Acatlán de Juárez, Arenal y Tonalá) existe una alta competitiv­idad electoral, por lo que la intervenci­ón del crimen organizado podría incidir en el resultado final.

No es negando el problema como lo vamos a resolver. El riesgo de violencia en los procesos locales se va a incrementa­r conforme se acerque la fecha de cierre de los registros de candidatur­as para las alcaldías y regidurías. En los municipios donde se combina la presencia del crimen organizado y el conflicto entre bandas con alta competitiv­idad electoral el riesgo de violencia se concentrar­á en los días previos de la elección y en la jornada misma.

Solemos minusvalor­ar la violencia en elecciones municipale­s como si fueran menos importante­s que las estatales o nacionales. Pero la democracia, al igual que el Estado, nace del territorio. La pérdida de la calidad de nuestra democracia en los municipios equivale a la necrosis de una parte de nuestro cuerpo llamado México.

PD. La próxima semana no se publicará la columna En Tres Patadas. Nos vemos el día 19.

*El documento completo se puede consultar en Primer reporte de violencia política – Integralia.

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