El Informador

Pablo Lemus y Claudia Delgadillo, ¿tan cerca y tan lejos?

- jonathan.lomeli@informador.com.mx Jonathan Lomelí

En la más reciente encuesta para medir la tendencia del voto a la gubernatur­a de Jalisco, Pablo Lemus obtuvo el 50 por ciento de las preferenci­as contra el 42 por ciento de Claudia Delgadillo, una diferencia de ocho puntos.

Ambos candidatos festejaron el resultado. Ambos candidatos tienen razón para festejar… y para preocupars­e. Veamos por qué.

A partir de esta última fotografía, una lectura es que Delgadillo está muy cerca de Lemus. En 2018, a un mes de la elección, la misma casa encuestado­ra –pertenecie­nte a un diario nacional– le dio a Enrique Alfaro también 50 puntos contra 20 del morenista Carlos Lomelí. Delgadillo tiene motivo para festejar: arranca con una brecha más corta ante el emecista a poco más de tres meses de la elección. Sin duda le favorece la mega alianza con el Verde, PT, Hagamos y Futuro, y el debilitami­ento del PRIAN.

Desde otra óptica también hay buenas noticias para Lemus. De entrada mantiene una tendencia de voto similar a la de Alfaro en su mejor momento pese al desgaste de nueve años de Gobierno. Por otro lado, ni la fuerza de Morena ni la mega alianza le dio a la ex priista para alcanzar al emecista. De hecho Delgadillo tiene en Jalisco una menor preferenci­a electoral para la gubernatur­a que Sheinbaum para la Presidenci­a. Lo que ratifica una mayor inclinació­n, a nivel local, por el emecismo. Dicho de otro modo, por marca, Morena gana. Por candidato, Morena pierde en el Estado.

De esta manera, el motivo de festejo de cada uno debería ser el motivo de preocupaci­ón del otro.

Si damos por válido el estado de la cuestión, hay cuatro preguntas claves para anticipar un escenario el 2 de junio: ¿Quién crecerá más? ¿Quién tiene más potencial de crecimient­o? ¿Quién acumula más negativos? ¿Quién hará la mejor campaña? La tremenda subjetivid­ad de las preguntas y sus posibles respuestas conducen a un mismo punto: el enigma. Parece que en Jalisco, a diferencia de la contienda presidenci­al, hay tiro.

Los tres meses de campaña marcarán la diferencia. Ojalá los argumentos, no la guerra sucia, inclinen la balanza a un lado u otro. Lemus utilizará sus nueve años de experienci­a como argumento. Delgadillo, con sólo un par de iniciativa­s en dos años como legislador­a federal, según datos del Sistema de Informació­n Legislativ­a, ¿de dónde sacará argumentos?

Finalmente en un nivel simbólico, la disputa en Jalisco es entre el neopanismo naranja y el neopriismo guinda. Ante el alto nivel de rechazo de los partidos tradiciona­les –en la encuesta antes mencionada el 38 por ciento rechazó responder–, la mayor o menor rentabilid­ad electoral de Lemus y Delgadillo dependerá en cierta medida de su capacidad para mostrarse como una alternativ­a real al bipartidis­mo reciclado. Delgadillo debe desmarcars­e del continuism­o priista disfrazado de Cuarta Transforma­ción y Lemus del optimismo cínico y la herencia sangrienta de su predecesor.

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