Pablo Lemus y Claudia Delgadillo, ¿tan cerca y tan lejos?
En la más reciente encuesta para medir la tendencia del voto a la gubernatura de Jalisco, Pablo Lemus obtuvo el 50 por ciento de las preferencias contra el 42 por ciento de Claudia Delgadillo, una diferencia de ocho puntos.
Ambos candidatos festejaron el resultado. Ambos candidatos tienen razón para festejar… y para preocuparse. Veamos por qué.
A partir de esta última fotografía, una lectura es que Delgadillo está muy cerca de Lemus. En 2018, a un mes de la elección, la misma casa encuestadora –perteneciente a un diario nacional– le dio a Enrique Alfaro también 50 puntos contra 20 del morenista Carlos Lomelí. Delgadillo tiene motivo para festejar: arranca con una brecha más corta ante el emecista a poco más de tres meses de la elección. Sin duda le favorece la mega alianza con el Verde, PT, Hagamos y Futuro, y el debilitamiento del PRIAN.
Desde otra óptica también hay buenas noticias para Lemus. De entrada mantiene una tendencia de voto similar a la de Alfaro en su mejor momento pese al desgaste de nueve años de Gobierno. Por otro lado, ni la fuerza de Morena ni la mega alianza le dio a la ex priista para alcanzar al emecista. De hecho Delgadillo tiene en Jalisco una menor preferencia electoral para la gubernatura que Sheinbaum para la Presidencia. Lo que ratifica una mayor inclinación, a nivel local, por el emecismo. Dicho de otro modo, por marca, Morena gana. Por candidato, Morena pierde en el Estado.
De esta manera, el motivo de festejo de cada uno debería ser el motivo de preocupación del otro.
Si damos por válido el estado de la cuestión, hay cuatro preguntas claves para anticipar un escenario el 2 de junio: ¿Quién crecerá más? ¿Quién tiene más potencial de crecimiento? ¿Quién acumula más negativos? ¿Quién hará la mejor campaña? La tremenda subjetividad de las preguntas y sus posibles respuestas conducen a un mismo punto: el enigma. Parece que en Jalisco, a diferencia de la contienda presidencial, hay tiro.
Los tres meses de campaña marcarán la diferencia. Ojalá los argumentos, no la guerra sucia, inclinen la balanza a un lado u otro. Lemus utilizará sus nueve años de experiencia como argumento. Delgadillo, con sólo un par de iniciativas en dos años como legisladora federal, según datos del Sistema de Información Legislativa, ¿de dónde sacará argumentos?
Finalmente en un nivel simbólico, la disputa en Jalisco es entre el neopanismo naranja y el neopriismo guinda. Ante el alto nivel de rechazo de los partidos tradicionales –en la encuesta antes mencionada el 38 por ciento rechazó responder–, la mayor o menor rentabilidad electoral de Lemus y Delgadillo dependerá en cierta medida de su capacidad para mostrarse como una alternativa real al bipartidismo reciclado. Delgadillo debe desmarcarse del continuismo priista disfrazado de Cuarta Transformación y Lemus del optimismo cínico y la herencia sangrienta de su predecesor.