Estrategia derivó en desabasto en 2019
Al asumir el cargo de Presidente de la República en diciembre de 2018, Andrés Manuel López Obrador anunció una estrategia para combatir el robo de hidrocarburo en el país y reducir que representaba el “huachicol” para Petróleos Mexicanos (PEMEX).
Dependencias e instituciones del Gobierno federal se sumaron al plan conjunto para combatir el robo de hidrocarburos en PEMEX, por lo que intervinieron el sistema de monitoreo y control de los ductos.
Si bien el Presidente reconoció que uno de los puntos importantes de la estrategia era la vigilancia de los ductos de hidrocarburo, el mandatario afirmó en diciembre de 2018 que las tomas clandestinas representaban apenas el 20% de las pérdidas de la paraestatal y acusó que buena parte era robado en los centros de distribución.
Se desplegaron más de cuatro mil elementos del Ejército para vigilar instalaciones de PEMEX y desde la Federación se aseguró que había surtido efecto, al despedir a funcionarios e iniciar investigaciones.
Sin embargo, el desabasto se acrecentó y 10 Estados tuvieron problemas de combustible: Tamaulipas, Jalisco, Aguascalientes, Guanajuato, Querétaro, Hidalgo, Estado de México, Puebla, Michoacán y Ciudad de México tras el cierre de los ductos.
El caos permeó y hubo largas filas y demandas en el país: en Jalisco, el gobernador informó que hubo paro total de servicios públicos en Tapalpa; en Zacoalco de Torres y Lagos de Moreno hubo desabasto generalizado; en Tequila, Tala y Ameca hubo conflictos sociales y reducción de actividad económica, mientras que en Tonalá, hubo días con menos del 15% de abasto de combustible, similar a otros 17 municipios de la Entidad.