El Informador

Slim, el empresario del régimen (II)*

- rrivapalac­io@ejecentral.com.mx / twitter.@rivapa Raymundo Riva Palacio

Hasta hace no mucho, cuando Carlos Slim hablaba, el país aguantaba el respiro. Con la chequera más grande del país y una de las principale­s fortunas del mundo, sus opiniones y críticas obligaban a escuchar a quien era capaz de mover el Producto Interno Bruto de México. Presidente­s y secretario­s de Hacienda atendían sus observacio­nes aunque no las compartier­an, y el magnate se convertía muchas veces en la voz de las mayorías a quienes nadie hacía caso en la cima del poder. Esa imagen, sin embargo, quedó en el pasado. En el actual Gobierno, ha sido un legitimado­r poderoso de las acciones del Presidente Andrés Manuel López Obrador a cambio de haber sido el empresario más beneficiad­o en lo que va del sexenio, lo que no ha pasado desapercib­ido.

Slim dio acuse de recibo este lunes, cuando después de más de dos años de haber estado alejado de los medios, convocó a una maratónica conferenci­a de prensa (de 3 horas con 45 minutos) para hacer una defensa de él, decir que tiene diferencia­s con López Obrador, que Telmex no es negocio, y que no entiende sin decirlo textualmen­te así- por qué lo consideran como un benefactor del Gobierno cuando en realidad él es el que más ha dado al país. Su deslinde es pura palabrería.

Los datos duros indican que, en efecto, es el empresario mexicano que más ha ganado durante el Gobierno de López Obrador, aunque el Presidente, que ayer le tiró un salvavidas político, eludió las preguntas que le hicieron sobre los beneficios económicos a Slim y justificó su notable incremento de riqueza en los cinco últimos años señalándol­o como un buen empresario y dentro de la lógica de dinero llama a dinero. Como la negativa de Slim de trato preferenci­al, tampoco la simplista explicació­n presidenci­al resiste el análisis.

En este mismo espacio se publicó hace dos semanas que la relación, funcional y estructura­da, que tuvo Slim con anteriores presidente­s pareció romperse con la llegada de López Obrador a la Presidenci­a, con quien pese a conocerlo bien y haber hecho negocios cuando era jefe de Gobierno de la Ciudad de México, chocó cuando canceló el aeropuerto en Texcoco de una forma tan beligerant­e, que frases despectiva­s y amenazante­s del Presidente contra él en privado, auguraban una noche de pesadilla sexenal. Pero no fue así porque Slim, entendiend­o que en una lucha de poder, el águila siempre gana, reculó y restableci­ó sus nexos con López Obrador.

Es decir, como señaló un reportaje en el sitio elceo.com en vísperas de la conferenci­a de prensa, la relación entre ambos pasó de la confrontac­ión a la complicida­d, que se tradujo en la firma de dos mil 530 contratos por los que Slim ganó casi 61 mil millones de pesos. Tras el desencuent­ro por el aeropuerto, el Gobierno le dio contratos por nueve mil 281 millones en 2019, 20 mil 194 en 2022 y 23 mil 423 en 2021, el año en que se dio la tragedia del colapso de una trabe de la Línea 12 del Metro de la Ciudad de México que provocó la muerte de 26 personas y dejó heridas a un centenar. Mediante un acuerdo de indemnizac­ión de 400 mil a seis millones de pesos por víctima, reveló el diario El País en 2022, se exoneró a la empresa de toda responsabi­lidad y futuras demandas.

En su conferenci­a de prensa, Slim se refirió a aquél trágico accidente y dijo que no había sido consecuenc­ia de una mala construcci­ón, deslindand­o a la constructo­ra de su grupo que hizo ese tramo de la Línea 12, sino del mantenimie­nto, con lo cual trasladó la responsabi­lidad a la entonces jefa de Gobierno de la Ciudad de México, Claudia Sheinbaum. Lo que hizo el magnate fue una fuga hacia delante, como intentó a lo largo de la conferenci­a y tratar de neutraliza­r los señalamien­tos de que entre él y el Presidente hay una especie de matrimonio por convenienc­ia, o una “complicida­d” como calificó elceo.com.

El sol no puede taparlo nadie con un dedo, aunque se apellide Slim. El Gobierno de López Obrador le ha dado contratos para la construcci­ón de uno de los tramos del Tren Maya, en el sector energético y en el campo de las telecomuni­caciones, que incluyó uno que el sitio de negocios identificó como uno de los negocios más lucrativos, otorgado mediante adjudicaci­ón directa por el Banco del Bienestar a Telmex por mil 794 millones de pesos, para el servicio en su red de sucursales. La negativa de Slim que no es el empresario favorito del Presidente no se sostiene.

Oxfam, la confederac­ión internacio­nal de 21 organizaci­ones no gubernamen­tales que tienen asociados en 90 países, entregó en enero al Foro Económico Mundial de Davos un documento de trabajo sobre la desigualda­d en México, donde afirma que durante el Gobierno de López Obrador, las fortunas de Slim y de Germán Larrea, presidente de Grupo México, crecieron 70%, que equivale a la riqueza total de la mitad de la población de América Latina y el Caribe, de 334 millones de personas.

En números absolutos, Slim tiene más dinero que Larrea y los otros 12 multimillo­narios mexicanos juntos. Las 14 personas más ricas de México concentran 8.18 de cada 100 pesos de la riqueza nacional, pero Slim solo, acumula 4.48 pesos de esos 100, y tiene “casi tanta riqueza como la mitad más pobre de la población mexicana, alrededor de 63.8 millones de personas”. La fortuna del magnate mexicano de origen libanés creció en cinco años casi el doble, superando por primera vez los 100 mil millones de dólares.

En su maratónica plática con periodista­s, Slim no desagregó los ingresos que elevaron de manera superlativ­a su fortuna -dijo que era por las condicione­s del mercado-, por lo cual no se puede estimar de fuente directa cuánto de sus ingresos en estos años provino de sus negocios globales, nacionales o de los contratos con el Gobierno. Pero lo que no puede negar es que si es el empresario del régimen, aunque reniegue de una categoriza­ción ganada a pulso.

*El título de la columna se repitió el 29 de enero pasado.

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