Eutanasia: ¿la libertad de morir?
Hay enfermedades que no tienen cura; que se enquistan en el cuerpo, sin que haya absolutamente nada que pueda aliviarlo, y que duelen tanto hasta hacerte vomitar, que no te dejan moverte, pensar o siquiera dormir… Y que sabes, lo que sigue, en algún momento, es morir. Pero, ¿cuándo y cómo?
En Ecuador acaban de despenalizar la eutanasia. Se convirtió en el segundo país de América Latina, después de Colombia, en el que se permite la muerte asistida; esto, tras el fallo de la Corte Constitucional ecuatoriana que reconoció – el pasado 5 de febrero– el derecho a una muerte digna para Paola Roldán.
La mujer de 42 años fue diagnosticada en 2020 con esclerosis lateral amiotrófica (ELA), una enfermedad incurable, que deteriora la movilidad y genera dolor permanente, quien la padece va dejando de moverse hasta que ya no puede si quiera tragar o respirar. Paola Roldán, que pudo tratarse medicamente en su país y en Estados Unidos, con especialistas (neurólogos, cardiólogos, cirujanos) y medicina alternativa, hoy vive postrada en cama, con asistencia de oxígeno y dolor extremo.
“Hay que entender que la medicina tiene un límite, y por más que queramos, no puede garantizar una calidad de vida digna. ¿Estar sedado inconsciente, incluso durante meses, es estar vivo? Por eso, la eutanasia es una opción, la cual en la mayoría de veces habrá incluido tratamiento de cuidados paliativos”, escribió en su cuenta de X @PaolaRoldanE. Ahí ha recibido mensajes cálidos y de apoyo, pero también severas agresiones, cuestionando sin ningún derecho su lucha y la decisión de no esperar la muerte natural, soportando el sufrimiento de una enfermedad incurable.
En Ecuador la eutanasia era castigada con hasta 13 años de prisión, como homicidio simple. Ahora, según la sentencia 67-23-IN/24, el paciente que la solicite deberá expresar su consentimiento inequívoco, libre e informado, cuando la decisión de terminar con su vida sea por el sufrimiento intenso que provoque una enfermedad grave e incurable, o por una lesión corporal, grave e irreversible.
“Tenemos sentimientos ambivalentes, de satisfacción de que Paola haya podido conseguir un hecho histórico y es un legado para la sociedad ecuatoriana... pero también de tener el corazón medio partido, porque se puede producir un desenlace que sabemos, la familia lo hemos venido procesando y es la muerte de mi hija, de nuestra hija, claro, eso es fuertísimo”, dijo Francisco Roldán, papá de Paola, al conocer el fallo de la Corte ecuatoriana, que permitirá que su hija muera.
En entrevistas y en su propia audiencia ante los magistrados, en noviembre del 2023, Paola Roldán expone que el dolor va más allá de lo físico, y que emocionalmente ha sido devastador no poder siquiera moverse para acariciar a su pequeño hijo, que nació poco antes de que fuera diagnosticada con ELA.
La eutanasia está permitida en países como España, Colombia, Australia, Canadá, Portugal, Países Bajos y Nueva Zelanda. Fue en los Países Bajos donde el pasado 5 de febrero se realizó una “dúo-eutanasia”: el ex primer ministro neerlandés Dries van Agt y su esposa Eugenie, ambos de 93 años, murieron juntos y tomados de la mano. La salud de la pareja se había deteriorado en los últimos años (él por un derrame cerebral) y decidieron solicitar la muerte asistida.
La muerte nunca será la cura. Pero, ante el sufrimiento prolongado de una enfermedad dolorosa e incurable, ¿quién decide cuándo y cómo llegará? Al igual que esa pareja, ahora también Paola será quien decida su fecha.
Morir es inevitable, lo de fondo es cómo nos vamos y lo que dejamos a nuestro paso.