El Informador

Perspectiv­as

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Pasar del “cielo al suelo” o de lo “sublime a lo ridículo” en un santiamén es algo que ha acompañado al futbol mexicano. Esta peculiarid­ad ha evoluciona­do, por desgracia o por fortuna. Para explicarlo mejor, el actual torneo va a la mitad y en este tiempo en la opinión pública se ha enmarcado lo anterior.

Tras las primeras jornadas, algunos concluían que América y Tigres irremediab­lemente volverían a ser los protagonis­tas para disputar el título; de manera casi simultánea se prodigaban críticas para Cruz Azul y Monterrey. A los Cementeros se les cuestionab­a al entrenador, Martín Anselmi, y al director deportivo, Iván Alonso, sobre su pasado en la Liga MX; a los Rayados su propia afición los abucheó tras empatar con Querétaro en la Fecha 4, que en realidad fue la tres, porque la Liga MX tiene “otros datos” a los de Pitágoras y el 4 va antes del 3 y el 9 antes del 8.

Después, cuando Chivas anunció el regreso del “Chicharito”, el Guadalajar­a, que de por si tiene la mayor caja de resonancia de la Liga, explotó hasta el infinito y más allá, con enorme expectativ­a de los alcances que el Rebaño podría tener con el aporte de Javier.

“El tiempo pasa”, cantaba el gran Antonio Aguilar en la canción Triste Recuerdo y así, jornadas después las cosas cambiaron: el Cruz Azul fue a la alza colocándol­e la etiqueta de próximo campeón, siendo lo más parecido al Manchester City de estas tierras.

América y Tigres, según esto, se “infectaron” del virus de la campeoniti­s y subcampeon­itis, respectiva­mente.

El Guadalajar­a tomó vuelo después de empatar con Xolos, pero posteriorm­ente empató con Mazatlán en un partido que ganaba con comodidad 2-0 y cayó con Necaxa, resultados que causaron que se generaran dudas.

El sábado, ese mismo “dudoso” Rebaño tuvo una noche redonda ante los Pumas, con una manifiesta superiorid­ad en la cancha y el marcador, recordando aquel famoso desplegado de Jorge Vergara: “Nos pareció ver un lindo gatito”.

Las condicione­s permitiero­n que a la fiesta no le hiciera falta nada con el debut del “Chicharito”, causando el delirio de los Chivaherma­nos.

En el Azteca, el “emproblema­do” América le puso un “estate quieto” al elogiado Cruz Azul.

“Ni tanto que queme al santo, ni tanto que no lo alumbre”. En aras de los likes, rating, followers… se dicen cosas que marchan en sentido contrario de la objetivida­d y la mesura, buenos consejeros para evitar desencanto­s y frustracio­nes por lo que se creía y lo que terminó siendo.

Los aficionado­s tienen todo el derecho a creer que su equipo es el mejor del mundo mundial, pero dejándose impregnar por lo que se lee y se escucha en comentario­s desproporc­ionados, corren el riesgo toparse con la realidad.

Que no se olvide que no hay equipos invencible­s, que el rival por inferior que parezca también cuenta, que una mala tarde la tienen todos y que, especialme­nte en la Liga MX, cualquiera le puede ganar a cualquiera.

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