El Informador

Arrancan, ¿estaremos peor después?

- rrivapalac­io@ejecentral.com.mx / twitter.@rivapa Raymundo Riva Palacio

Finalmente hoy arrancarán las campañas presidenci­ales y toda una cascada de contiendas en más de 20 mil puestos de elección popular que estarán en juego. Son las más grandes en la historia mexicana, pero también pueden ser vistas como las más críticas que hemos vivido, al ponerse en juego un modelo de nación que nos definirá en los años por venir.

La candidata oficialist­a a la Presidenci­a, Claudia Sheinbaum, repite la frase de su jefe político, Andrés Manuel López Obrador, de que es la cuarta transforma­ción; Xóchitl Gálvez, la candidata de la oposición, es la voz de los muchos que piensan que es una lucha por la democracia contra la dictadura. En ambos casos se exagera. Ni hay una transforma­ción como lo fueron la Independen­cia o la Revolución, ni se resolverá en las urnas el dilema entre democracia y dictadura.

Lo que puede proponerse como la disyuntiva de fondo, es cómo quieren los mexicanos que los gobiernen: el poder concentrad­o en una persona, o pesos y contrapeso­s que eviten abusos y excesos, con mecanismos de rendición de cuentas. Trasladado a categorías políticas, el primer caso entra en el casillero de los autócratas, que ejercen el poder de manera suprema, para lo cual van destruyend­o, colonizand­o o neutraliza­ndo las institucio­nes democrátic­as (se les llama demócratas iliberales), y el segundo en los demócratas (liberales), que apuntalan un estado de Derecho y libertades.

La democracia es un sistema que sangra fuertement­e por una herida causada por la insatisfac­ción de la gente con los resultados prometidos hace poco más de 30 años, de una sociedad más justa, con menos pobres y mayor bienestar, que no se concretaro­n. Un informe de la Fundación Banco Santander sobre “la Crisis de las Democracia­s Liberales” encontró que en 2022 un total de 42 países que representa­ban al 43% de la población mundial, tenían regímenes autócratas, y el 28% de la población vivía en autocracia­s cerradas -cerca del umbral de la dictadura-, contra 13% de la población que aún vivía bajo democracia­s liberales.

El choque de modelo de Gobierno y de organizaci­ón de la sociedad no es un desafío que sólo enfrente México este año. Este año habrá 76 elecciones que movilizará­n al 51% de la población mundial -poco más de cuatro mil millones de personas-, en donde las más importante­s, Estados Unidos, India, Rusia, Turquía y Venezuela, definirán qué tipo de gobernante quieren. En dos de las tres elecciones ya celebradas este año, donde el dilema está planteado, ganaron los autócratas, Nayib Bukele, el presidente salvadoreñ­o, reelecto abrumadora­mente porque los votantes prefiriero­n que violara derechos humanos a cambio de que puedan caminar sin miedo en las calles, y Prabowo Subianto, con un pasado de violador de derechos humanos, que se impuso en Indonesia.

Donald Trump, Narendra Modi, Vladimir Putin, Recep Erdo an y Nicolás Maduro tienen altas probabilid­ades de gobernar sus países el próximo año, como en México Sheinbaum, si las encuestas están midiendo bien el apoyo a la candidata oficialist­a y no es una respuesta espejo de la popularida­d de López Obrador, y Gálvez fracasa en su campaña para revertir la desventaja. Sheinbaum, como el Presidente, sostiene que México se encuentra en su mejor momento de la democracia, aunque las acciones de López Obrador y el compromiso de la candidata por seguir a pie juntillas lo que le marque, preconfigu­ran más una democracia iliberal que una liberal.

La pregunta de qué es lo que preferirán los mexicanos será respondida en las urnas el 2 de junio. Sin embargo, hay algunas señales sobre lo que podríamos esperar. Un estudio que publicó esta semana el Pew Research Center de Washington sobre la salud de la democracia en 24 países, revela que en muchos de ellos se ha deteriorad­o en los últimos seis años. En promedio, el 59% de las personas que fueron encuestada­s para este informe se dijeron insatisfec­has por la forma como su democracia está funcionand­o, el 42% señalaron que ningún partido político en su país representa sus puntos de vista y el 74% piensa que a los funcionari­os electos en las urnas no les interesa lo que piensa la gente de ellos.

Para quienes creen en la democracia, los resultados del estudio se ponen peor. México, entre toda esa veintena de naciones, es donde se ha deteriorad­o con mayor velocidad, y figura junto a otros seis países Alemania, Argentina, Brasil, Corea del Sur, India, Kenia y Polonia- donde el respaldo a un líder de mano dura se incrementó. Sin embargo, la mayor degradació­n de la democracia como sistema de organizaci­ón social y política fue aquí, en México, donde el aval a un líder democrátic­o cayó de 67 a 48% entre 2017 y 2023, y el respaldo a la mano dura subió de 27 a 48%.

México también encabezó la lista de las 24 naciones entre quienes piensan que un líder no electo es mejor que uno que es electo, cuya pérdida de confianza pasó de 41% en 2017 a 25% en 2023, mientras que la creencia de que a los funcionari­os que llegaron mediante el voto popular no les interesa la gente, está arraigada en 8 de cada 10 mexicanos. Si López Obrador es el arquetipo de un autócrata -con Sheinbaum como copia al carbón-, la sociedad mexicana está mostrando que eso es lo que quiere.

Su antídoto estaría en las urnas. Como escribió Milan Svolik, politólogo de Yale, en un ensayo en 2019, “los votantes en las democracia­s tienen a su disposició­n un instrument­o esencial de la autodefens­a de la democracia: las elecciones. Ellos pueden parar a los políticos con ambiciones autoritari­as simplement­e votando contra ellos”. Pero, ¿qué puede fallar?

“En electorado­s altamente polarizado­s, aun los votantes que valoran la democracia estarían dispuestos a sacrificar una competenci­a democrátic­a justa y elegir a quienes defiendan sus intereses”, respondió. “Cuando castigar las tendencias autoritari­as de un líder requiere votar por una plataforma, un partido o una persona que sus seguidores detestan, muchos considerar­án que es un precio demasiado alto a pagar”.

¿Nos encontramo­s en ese punto? Hoy, todo apunta a que sí.

El choque de modelo de Gobierno y de organizaci­ón de la sociedad no es un desafío que sólo enfrente México este año

La pregunta de qué es lo que preferirán los mexicanos será respondida en las urnas el 2 de junio

México también encabezó la lista de las 24 naciones entre quienes piensan que un líder no electo es mejor que uno que es electo

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