Una adolescente ucraniana entierra a su familia tras un bombardeo ruso
KRAMATORSK.- Los rescatistas rebuscaron con sus propias manos en un intento desesperado de salvar a la familia de Elizaveta Kravchenko, de 17 años, la noche en que un misil ruso redujo a escombros su casa en el Este de Ucrania.
Una ex compañera de clase de su madre, que llegó al lugar, no pudo contener las lágrimas mientras le indicaba a la policía los nombres y las edades de quienes temía que pudieran haber quedado enterrados bajo los restos.
“¿Hay alguno vivo?”, imploró. Equipados con linternas frontales que dejaban ver el halo de su respiración en medio del frío, los rescatistas sacaron el cuerpo de Liudmila Kravchenko, la madre de Elizaveta, en una bolsa blanca.
Luego, encontraron al hermano de la joven. Al amanecer, hallaron a la abuela, de 74. El bombardeo tuvo lugar a mediados de febrero en un barrio tranquilo de Kramatorsk.
El proyectil dejó un cráter de tres metros de profundidad lleno de escombros y los objetos propios de cualquier vida familiar esparcidos por el suelo, a la vista de todos: álbumes de fotos, notas escritas a mano, juguetes... Arrancó puertas, ventanas y tejados de unas 140 viviendas de los alrededores. Y fue un punzante recordatorio del brutal precio que están pagando los civiles desde que hace dos años las fuerzas rusas invadieran la ex república soviética.
“Recen por sus almas”, dijo pálida y en silencio.
La noche en que la familia de Elizaveta murió, Rusia disparó tres misiles contra Kramatorsk, incluyendo un proyectil KH-22. Este modelo es un proyectil de largo alcance con capacidad nuclear, diseñado en la Unión Soviética para destrozar objetivos navales o aéreos.