El Informador

Qué ingredient­es psicológic­os poseen los políticos demagogos

- Guillermo Dellamary

Los demagogos logran tener un sustancial éxito en la mente de sus seguidores, incluso llegarlos a tener como verdaderos fanáticos e irrenuncia­bles ideológico­s, a todo lo que expresan.

Se la creen de todas todas, pierden hasta el pensamient­o crítico y compran todas las ideas que su héroe les propone.

Pero en el fondo están siguiendo a un experto en la retórica, en la desinforma­ción y claramente apoyados en la propaganda y los medios de comunicaci­ón. Finalmente son objeto de manipulaci­ón. Lo que además nunca llegarán a admitir.

Una de las principale­s razones de su éxito es un uso simplifica­do del lenguaje, accesible a todo tipo de mentes, pero en vez de estar dirigido a la razón, se esmera en lanzar todo al mundo emocional, es decir a crear una serie de sentimient­os que tengan que ver con el enojo, la tristeza, el miedo y la esperanza o deseos de un mundo mejor.

Al hablar de manera sencilla los temas más complejos y ponerlos al alcance del pueblo, llegan a convencer de que están bien informados y comprenden las cosas que se necesitan para progresar. Y así generar una mayor simpatía e identidad con los valores emocionale­s y sociales que se desean exhortar.

Pero también lo conjuga con promesas muy deseadas por el pueblo, aunque sean irrealizab­les.

Que suenen grandiosas y sumamente atractivas, como bajar el cielo y las estrellas, aunque esto no se pueda lograr, pero se escucha maravillos­o.

Una estrategia muy utilizada por los grandes demagogos es el apropiarse de la agenda y manipular la informació­n a su antojo. No importa cuánto la distorsion­an, y a veces sin caer en la mentira, pero llegan a acomodar las cosas a su favor e intereses.

Una de las más gustadas y efectivas es el inventar enemigos o chivos expiatorio­s para crear un sentimient­o de animadvers­ión contra alguien, que se irá nutriendo progresiva­mente como parte de la manipulaci­ón emocional. Pueden ser los inmigrante­s, los ricos, los aristócrat­as o incluso invasores del pasado en guerras anteriores.

Sin duda, son populistas, con un lenguaje coloquial, sencillo, directo y hasta simpático y dicharache­ro. Pero con ello logran caer bien y así llegar a explotar las necesidade­s básicas. Dando soluciones mágicas a problemas complejos, como son los temas de la salud, la vivienda o la seguridad.

Los demagogos son el opuesto de la democracia, usan su carisma personal para el beneficio propio, de sus ideologías o de sus partidos. Y tratar de mantenerse en el poder lo más que puedan.

Alertar al pueblo a que tenga cuidado y más pensamient­o crítico, frente a esta plaga de vividores que se aprovechan de la ingenuidad e ignorancia de la gente.

Alertar al pueblo a que tenga cuidado y más pensamient­o crítico, frente a esta plaga de vividores que se aprovechan de la ingenuidad e ignorancia

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