El Informador

El secuestro de Jaime Barrera

- rrivapalac­io@ejecentral.com.mx / twitter.@rivapa Raymundo Riva Palacio

La privación de la libertad de Jaime Barrera durante casi 40 horas, tuvo una conclusión feliz, cuando menos hasta ahora. Barrera, uno de los periodista­s más visibles de Jalisco, respetado y estimado por sus colegas, fue liberado por sus captores, que lo atraparon con violencia el lunes poco después de las dos de la tarde al salir de Megaradio, la estación radiofónic­a donde también colaboraba ubicada en Zapopan. Barrera le narró a Azucena Uresti en Radio Fórmula un operativo de cuando menos dos vehículos y cinco personas armadas que no dejaron que prendiera su automóvil y lo subieron a otro “con toda facilidad… en una zona muy transitada”.

Barrera, con los ojos vendados desde un principio, fue llevado a un sitio donde estuvo un día y de ahí lo trasladaro­n a otro. Después, en la madrugada, lo soltaron en el municipio de Magdalena, a 80 kilómetros de Guadalajar­a, con las manos atadas. En su narración, cuenta que lo tuvieron hincado, que es un acto de humillació­n y sometimien­to de los captores, y que antes de liberarlo le dieron dos “tablazos”, que es un código criminal de advertenci­a para que, como el mismo periodista lo interpretó, para portarse bien.

Los criminales no tuvieron en ningún momento la intención ni la instrucció­n de asesinarlo, lo que pudieron hacer sin problema. Incluso, le ofrecieron comida para cenar, una atención que no es común. Tampoco, por su relato, estuvieron en riesgo de ser descubiert­os. En las horas que lo tuvieron en cautiverio le hicieron saber que lo tenían vigilado hace tiempo y que conocían sus movimiento­s, en dónde vivía, “dónde estás y tu familia”, sugiriendo que el seguimient­o para ellos era en tiempo real. No le aportaron ninguna prueba de que ello fuera cierto, pero en ese tipo de situacione­s, nadie pide que demuestren su dicho. ¿Y quién podría dudar de sus palabras cuando realizaron un importante operativo para atraparlo y, por lo que se vio, se manejaron con absoluta impunidad?

La duda que prevalece es quién o quiénes, y por qué, realizaron esta acción sin importar que la prominenci­a del periodista generaría una reacción gremial y social importante. En un primer plano parece estar claro. Barrera dijo que le preguntaba­n “porqué escribía lo que escribía, de parte de quién lo escribía”. Barrera fue ambiguo y, más tarde, explicó que tenía que consultar con sus abogados qué decir.

Si sus secuestrad­ores fueron claros y precisos, no lo sabemos aún. La única referencia que conecta lo que le sucedió con el contexto de violencia en Jalisco la recuperó este miércoles Héctor de Mauleón en El Universal, al recordar que el pasado 16 de febrero Barrera publicó en El Informador que a partir de una serie de bloqueos violentos en 2015 para impedir la detención de Nemesio Oseguera, “El Mencho”, jefe del Cártel Nueva Generación, el líder criminal se convirtió en un objetivo prioritari­o del

Gobierno federal.

En esa columna, que fue señalada por las autoridade­s como una probable razón del secuestro, agregó De Mauleón, Barrera apuntó que la captura de “El Mencho” parecía ya no ser un asunto prioritari­o para el Gobierno del Presidente Andrés Manuel López Obrador, “al grado que el domingo pasado en pleno Carnaval de Autlán, en medio de la corrida de toros que encabezó el matador Arturo Saldívar, el líder del CJNG fue objeto de distincion­es con un vistoso y colorido arreglo sobre la arena del ruedo en una plaza pletórica donde se leía: “Señor de los Gallos”. Todo lo que desees para mí, Dios te lo multiplica­rá. Bendicione­s”. Oseguera es apodado también “El Señor de los Gallos”.

Barrera no dio más datos sobre ese homenaje en Autlán, pero la revelación de ese homenaje, en el contexto del terrible episodio que vivió, es de gran relevancia. Es cierto, como apuntó, que el Gobierno de López Obrador no tiene interés en detener a “El Mencho”, pese a que las Fuerzas Armadas lo tienen ubicado desde hace más de tres años. La instrucció­n ha sido no actuar contra él, pero que sepa que lo tienen vigilado.

Pero lo que reveló Barrera sí pudo haber sido la razón del secuestro y la amenaza, al publicar algo que iba más allá de lo que sabían las autoridade­s. “El Mencho” desapareci­ó de la vista de las fuerzas de seguridad hace tres meses, dos meses antes de la corrida en

Autlán donde lo homenajear­on, por lo que el homenaje revelado, en la lógica criminal, debió haber sido producto de una indiscreci­ón que les resultó incómoda, o de alguien dentro o fuera de la cúpula de “El Mencho” que quiso perjudicar­lo, al hacer pública su ubicación, lo que explicaría la pregunta que “de parte de quién” escribía.

Magdalena, donde soltaron a Barrera, no es un municipio que se encuentre en la región de Jalisco donde “El Mencho” tiene sus principale­s operacione­s, que es Altos Norte, donde está Lagos de Moreno, en la frontera con Guanajuato. Magdalena se encuentra en la región Valles de Jalisco, en la frontera con Nayarit, colindante al sur con la región Sierra de Amula -al suroeste de Guadalajar­a-, donde se encuentra el municipio de El Grullo, el lugar donde las autoridade­s tenían ubicada la residencia de Oseguera. A 18 kilómetros de ahí se encuentra el municipio de Autlán, donde fue el carnaval en el que homenajear­on a “El Mencho”.

Muy probableme­nte la principal línea de investigac­ión del secuestro de Barrera sea el Cártel Nueva Generación. Y muy probableme­nte no pasará de ahí. La investigac­ión no prosperará -como tantas antes- y la única posibilida­d de encontrar a los autores materiales será una fuerte presión social que lleve a que sus jefes los entreguen como sucedió cuando el Cártel de Sinaloa entregó muerto al asesino de dos jesuitas en la Sierra Tarahumara.

No es un escenario alentador para el periodista, ni para nadie. Cualquiera que haya sido la motivación de su secuestro, lo único claro es la impunidad con la que operan los criminales, ante los grandes espacios de libertad que les han dejado las autoridade­s para silenciar a los demás.

En las horas que lo tuvieron en cautiverio le hicieron saber que lo tenían vigilado hace tiempo

En la madrugada, lo soltaron en el municipio de Magdalena, a 80 kilómetros de Guadalajar­a, con las manos atadas

La única posibilida­d de encontrar a los autores materiales será una fuerte presión social que lleve a que los entreguen

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