Disfruta de la gama de tacos de barbacoa, chicharrón, labio, nervio, ubre, buche y chorizo que ofrece este negocio ¡Una joya!

Ya tenía tiempo queriendo probar unos nuevos tacos que estuvieran buenos. Y aquí, gracias a la recomendación del buen Héctor Castellanos y en compañía de mi querido hijo Claudio, nos dispusimos a ir a Tacos de Barbacoa El Che & Mesie; es un lugar ubicado en Avenida Atemajac, que es la calle que también se llama Aurelio Ortega y que desemboca justo en Zapopan, pasando por la Colonia Seattle. El puesto, que es grande, está muy bien atendido por sus dueños, que por cierto se turnan una semana cada uno. Che y Mesie son hermanos, y con una receta michoacana, de su madre, iniciaron su vendimia de barbacoa alla por el año 1991.

Llegamos y como todo buen puesto de calle, estaba lleno. No pasaban de las 10 de la mañana. Había un carrito con diferentes frentes, una parrilla con muchos chiles güeros y jalapeños y cebolla caramelizándose; en otro, un buen jacuzzi de aceite dorando a la perfección tacos y una vaporera de la que sacan los tacos blandos. En realidad ofrecen tacos de barbacoa, chicharrón, asada, labio, nervio, ubre, buche y chorizo.

Tienen todas las versiones: los blanditos o dorados, que es donde viene la joya. Y todos cuestan ($22) lo que hace que la entrega de valor sea muy alta.

Inicié esta kermés con uno de labio dorado. Viene con doble tortilla o bien como se dice con copia, de carne muy suave y jugosa con su sabor característico. Blandita y con personalidad y que con un goteo de limón, su cilantro, cebolla y una de sus cuatro salsas de guacamole, verde sin picor, tomate con chile de árbol asado o la de chile de árbol tipo ahogada, quedan de ensueño.

Seguí con uno de chicharrón ya que no puedo negar la cruz de mi parroquia, igualmente que el anterior y que el siguiente, dorado, claro. Ese disfrute de algo tronador en boca que aporte una capa de sabor siempre será lo mío, así participan todos los sentidos al disfrutar un platillo: vista, nariz, tacto, gusto y oído. El de chicharrón, que también merece una ovación de pie, está frito en su punto, con doraditos en sus costados y con un guiso en salsa roja muy bien logrado, con pedazos de chicharrón que se sienten y se disfrutan.

Por último y haciendo caso a mi nutrióloga, no podía faltar el padre de todos los tacos de aquí, el que los puso en el mapa: el de barbacoa. Denota una gran y larga cocción, muy suavecita y llena de sabor y aromas a este preparado, de los mejores que he probado en la ciudad y sin duda ingresa a mi Top 5. Con su salsa de chile de árbol asado quedan de lujo y sensación, sólo resta agregarle unas gotas de limón para cortar la grasa… Dicen.