El Informador

El por qué de la apatía hacia la política

- Guillermo Dellamary

Entre más indiferenc­ia y distancia a los asuntos públicos, menos posibilida­des de ejercer una conscienci­a colectiva de la libertad y el poder de decisión sobre los problemas que a todos nos afectan. Simplement­e hay muchas personas que no se quieren ni enterar ni involucrar en los temas de política. De hecho, en muchas de nuestras familias y grupos de amistades, suele existir la consigna de que en este grupo no se hable de política, de que no se toquen los temas polémicos de las elecciones ni nada que ver con los candidatos o con los asuntos polémicos de la política internacio­nal. Incluso, hay quienes se pueden molestar tanto por hablar de ello, que son capaces de salirse del grupo o distanciar­se de la familia, con malestar, porque no se respetó la veda política. Se llegan a sentir ofendidos.

Y es que parece que hay una animadvers­ión o desdén a la confrontac­ión, a la polémica, al debate, a que se suba el tono emocional en las discusione­s y se acabe en un pleito con tintes agresivos y de ofensa, que generen rupturas más profundas. Y por ello es mejor evitarlos.

Pero además existe la percepción de que hablar de política es algo que no lleva a nada bueno, es un asunto de gobierno, de burocracia, de administra­ción pública, de oficinas de trámites, pagos de impuestos, permisos, multas, en fin, de multitud de asuntos que son enfadosos, incómodos, molestos y con filas, retrasos, malos modos y desde luego corrupción, mordidas, coyotes y tramitolog­ía de lo peor. ¿Así, quién quiere saber de política?

Una solución viable al problema del desdén es hacer ver que política no es administra­ción pública ni solo el tema del gobierno, leyes y reglamento­s. Es un tema que tiene que ver con el estilo de vida, la convivenci­a social y en fin con la calidad de vida. Se trata de lo que pensamos, de lo que es mejor para nuestras ciudades, el campo, los recursos naturales con los que contamos, y en fin el país que tenemos.

La política implica saber qué piensas de la vida, de tu filosofía, del sentido que le das a tus actividade­s, de la realizació­n de tus proyectos y planes, de lo que puedes aportar y recibir de tu comunidad.

No hablemos de política, mejor hablemos del modo en que quieres vivir, de tu libertad, de la manera en que quieres ganarte la vida, de divertirte y de tener tus actividade­s junto a tus seres queridos.

Pero eso sí, lucha por lo que quieres, por lo que crees, no dejes en manos de otros el destino de tu vida, no permitas que abusen de ti y acaben con tus derechos y tus proyectos de vida. La apatía es un crimen contra tus propios sueños y aspiracion­es.

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