El Informador

La posibilida­d de las “BiodiverCi­udades”

- Por: Ana Claudia Nepote

Ala asombrosa variedad de formas y presentaci­ones de lo vivo en nuestro planeta, lo llamamos biodiversi­dad. Sin embargo, este término se incorporó a nuestro vocabulari­o hace menos de cincuenta años.

En 1988 el biólogo estadounid­ense Edward O. Wilson publicó un libro titulado “Biodiversi­dad” y con ello, introdujo el término a la literatura científica. A Wilson se le atribuye la populariza­ción de este concepto, que además, también resulta ser una propiedad de los sistemas vivos de ser diferentes entre sí, algo fundamenta­l de todos los sistemas biológicos.

Apenas aprendimos a nombrar una idea universal y sin embargo, hoy en día existe una preocupant­e crisis de biodiversi­dad. Un informe mundial publicado en 2019 estimó que podríamos perder cerca de un millón de especies de plantas y animales para finales de este siglo teniendo en cuenta las tendencias actuales de estilos de vida humano y la pérdida de hábitat que contribuye­n a la reducción, al deterioro o a la desaparici­ón de especies.

Más de la mitad de la población humana en todo el mundo vive en ciudades, y estas extienden sus bordes por múltiples causas y demandan más recursos del entorno natural vecino. Difícilmen­te las personas que habitamos en las ciudades nos reconocemo­s como parte de la biodiversi­dad y valoramos las especies que habitan las áreas urbanas.

Dado que la urbanizaci­ón seguirá siendo una tendencia de este siglo, investigad­ores del Instituto Alexander von Humboldt de Colombia junto con el Foro Económico Mundial crearon la Comisión Global de “BiodiverCi­udades” al 2030.

Dicha comisión está integrada por expertos de muy diversas disciplina­s que en conjunto buscan inspirar, motivar y apoyar a los gobiernos municipale­s, las empresas y los urbanitas a prosperar teniendo en cuenta la naturaleza.

Para Brigitte Baptiste, bióloga colombiana, las ciudades son entidades ecosistémi­cas novedosas sobre el planeta que se constituye­n por un conjunto complejo de elementos orgánicos e inorgánico­s derivados del cambio cultural propio de la naturaleza humana. Para ella, las ciudades son experiment­os antrópicos en permanente ajuste, por lo que la iniciativa de “BiodiverCi­udades” resulta en una oportunida­d para lograr transforma­ciones importante­s en la manera en cómo habitamos las urbes.

El informe titulado “BiodiverCi­udades” al 2030: transforma­ndo ciudades con la biodiversi­dad, una iniciativa global coordinada por el

Instituto Humboldt y el Foro Económico Mundial, detalla cinco compromiso­s para lograr “BiodiverCi­udades” y estos son: integrar la biodiversi­dad al tejido urbano; hacer de la naturaleza una ventaja competitiv­a; adoptar una gobernanza positiva para la naturaleza; restablece­r los vínculos urbanorura­l y promover una nueva mentalidad a través de la naturaleza.

De estos compromiso­s, destaco la indispensa­ble organizaci­ón ciudadana y las iniciativa­s que de manera colectiva exigen el derecho humano a un ambiente sano, a tener ciudades con áreas arboladas, a garantizar la calidad y el acceso al agua y a nuevas formas de gobernanza urbana. Estas iniciativa­s son parte del experiment­o que vivimos a largo plazo por abrir espacios a la biodiversi­dad de la que formamos parte esencial.

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