Preocupantes las cifras para hablar de democracia
Sin ir más lejos en el tiempo, apenas el pasado año 2023, en la elección del Estado de México, la Entidad federativa con el padrón de electorales más grande del país (12.8 millones de votantes, en comparación con los 6.6 millones en el padrón del Estado de Jalisco), la votación fue menor al 50%. Fue en este contexto que la candidata Delfina Gómez ganó la contienda y se convirtió en la primera gobernadora electa de los mexiquenses.
En el análisis de la abstención de votantes y sus consecuencias, empiezan a coincidir los especialistas, a pesar de elaborar sus revisiones desde diferentes perspectivas.
Maikel Ansted Hoffmann, académico de la Universidad Panamericana en la Ciudad de México, compartió en un análisis para la Cámara de Diputados: “Las consecuencias de un abstencionismo de casi el 50% son preocupantes. En primer lugar, puede afectar la legitimidad de los resultados electorales. Si una gran parte de la población decide no votar, los resultados pueden no reflejar adecuadamente la voluntad del pueblo y pueden socavar la representatividad de los gobernantes elegidos. Esto puede generar descontento y desconfianza hacia el gobierno”, y repercutir negativamente en la gobernabilidad y la estabilidad política.
Además, en coincidencia con las revisiones tanto de autoridades electorales como de otros académicos, subraya que el abstencionismo puede causar “falta de diversidad y pluralismo en la toma de decisiones políticas”. Es una de las consecuencias de la presencia de un partido hegemónico.
¿El abstencionismo pone en riesgo la subsistencia de la democracia?, se le pregunta a Alberto Arellano, del Colegio de Jalisco.
El peligro es real. En particular, si la abstención es mayor al porcentaje de la votación, entramos a un espacio en el que se da un juego negativo. Las bajas votaciones están ligadas a un partido político o una fuerza dominante, que regularmente son las más beneficiadas con estos resultados. Si recurrentemente una sola fuerza política encabeza el Gobierno, estamos ante una élite gobernante y se alimenta un juego perverso para permanecer en el poder; es riesgoso que se elimine la circulación, la movilidad de élites y grupos en el ejercicio de Gobierno porque entonces no equilibrio de fuerzas, mecanismos de control en el ejercicio del poder. Esa es la esencia de la democracia, ese equilibrio que obliga a tomar en cuenta, a negociar y mantener la institucionalidad de todos los actores en las decisiones de Gobierno.
Alberto Arellano, comparte una preocupación adicional: “El abstencionismo no debe explicarse sólo como un desinterés actual. Hay circunstancias como la presencia y la acción del crimen organizado que limitan a los votantes. También eso debe atenderse”.