¿Por qué no votan los ciudadanos?
Hay un conjunto de razones: un desencanto, una desafección con la vida política y con la vida pública; también con los resultados que han arrojado los gobiernos democráticamente electos.
La presidenta del Instituto Electoral en Jalisco entra en el terreno de las suposiciones y comparte la suya: “La franja de población joven ya nació en democracia. Desconoce lo que es vivir fuera de un régimen democrático; los jóvenes dan por hecho que tienen el derecho a votar y también las elecciones limpias y genuinas. No lo consideran como un triunfo o una conquista social”.
“Tenemos este reto con la población joven; un panorama que nos habla de este desencanto y que debe revisarse; está documentado en diferentes estudios que miden la calidad democrática en las distintas regiones del mundo, por ejemplo el ‘Latinobarómetro’ o el Índice Democrático de The Economist”.
Los estudios abundan, pero son apenas teorías propuestas por los especialistas en Ciencia Política o Ciencias Sociales. Para el doctor Alberto Arellano Ríos, profesor e investigador en el Colegio de Jalisco, el abstencionismo es “un hoyo negro, una sombra permanente” en la Ciencia Política. No hay razones concretas y científicamente regulares que permitan explicar el comportamiento de los votantes al decidir que no acudirán a votar. “Los fenómenos electorales se estudian y se miden con base en estadísticas; es posible hacer análisis concretos de la participación electoral, de las campañas y de las propuestas. Se pueden estudiar los comportamientos de los partidos políticos y de los grupos de población en las votaciones. Pero sobre el abstencionismo se generan conjeturas, aunque no podemos tener evidencia sólida que las soporte”, dijo.
Para el especialista con más de 25 años en la revisión del comportamiento de la clase política y los integrantes de los poderes establecidos, el abstencionismo no es en sí un problema, porque de hecho votar o no hacerlo, es un derecho garantizado para los mexicanos: “El problema es la consecuencia: la debilidad del entramado institucional. Si revisamos bajas votaciones en democracias europeas o en la norteamericana, nos encontramos con que en términos generales no se altera el funcionamiento del aparato de Gobierno; tienen instituciones fuertes que mantienen su operación y se sostiene la legalidad.
“En México es diferente. La nuestra es una democracia defectuosa, en proceso de construcción. El entramado institucional no acaba de fortalecerse constantemente sufre ataques”, señaló.