Rusia sufre ataque terrorista
El Estado Islámico se atribuye el hecho violento, que ha dejado 60 muertos y decenas de personas heridas de gravedad en Moscú
Un grupo de hombres armados con fusiles automáticos protagonizó ayer un sangriento tiroteo en una sala de conciertos a las afueras de Moscú.
Hasta el cierre de esta edición sumaron 60 personas muertas y más de un centenar heridas, algunas de gravedad. El hecho violento fue asumido por el Estado Islámico.
El ataque, que causó pánico en Moscú, es el primer acto terrorista de gravedad ocurrido en el país asiático desde el comienzo de la guerra en Ucrania, hace más de dos años.
La balacera se produjo durante la presentación del grupo de rock Piknik en la sala de conciertos del centro comercial Crocus City Hall de la ciudad de Krasnogorsk, en el noroeste de Moscú.
En las imágenes de las cámaras de seguridad del inmueble se ve cómo al menos cuatro hombres vestidos con ropa de camuflaje, pero sin pasamontañas, comienzan a disparar a la concurrencia.
En las grabaciones se observa cómo uno de los atacantes recarga el fusil automático y continúa disparando contra cualquier persona que se encuentra en su camino.
En las redes sociales del Gobierno ruso se precisó que en el punto de la agresión había alrededor de seis mil 200 personas.
El tiroteo fue seguido por varias explosiones de bombas incendiarias, lo que dificultó la evacuación de los asistentes.
Los servicios de bomberos, que rescataron a más de 100 personas desde la cubierta del edificio, continuaban anoche con las labores para tratar de contener el fuego, que causó el desplome del tejado del inmueble y dificultó el ingreso.
El grupo yihadista Estado Islámico se responsabilizó de la matanza, según la agencia Amaq, su órgano de propaganda.
Rusia, que liquidó hace años la guerrilla islamista en el Cáucaso, inició la búsqueda para capturar a los terroristas responsables.
Mijailo Podoliak, consejero del presidente ucraniano, aseguró que su país “no tiene nada que ver con el ataque” en Moscú.
Las embajadas occidentales en Rusia habían advertido una semana antes de las elecciones presidenciales de mediados de marzo, en las que fue reelegido Vladimir Putin, sobre posibles atentados terroristas en ese país.
Sin embargo, el polémico mandatario ruso consideró esto “un abierto chantaje y un intento de intimidar”.
La primera legación en emitir una alerta fue la de Estados Unidos, que en su página web avisó que grupos extremistas tenían “planes inminentes de atacar” grandes aglomeraciones de personas.
El alcalde de Moscú, Serguéi Sobianin, decidió cancelar ayer todas las actividades culturales, deportivas y de ocio previstas para el fin de semana.
Las autoridades extremaron las medidas de seguridad en las principales vías de comunicación y en los aeropuertos de la capital, como previsión de otros posibles ataques.
El Ministerio de Exteriores llamó a la comunidad internacional a condenar con firmeza el “sangriento atentado” que ha ocurrido “ante los ojos de toda la humanidad”.
“Toda la comunidad internacional está obligada a condenar este horrible crimen”, señaló María Zajárova, la portavoz de Exteriores, en sus cuentas de internet.
A pesar del actual antagonismo por la guerra, Estados Unidos y la Organización de las Naciones Unidas (ONU) expresaron su “consternación” por el hecho.
La nota discordante la puso la agencia de inteligencia militar ucraniana, que atribuyó la matanza a una “operación planeada por los servicios especiales del Kremlin”, un “pretexto” para intensificar la agresión contra Ucrania y justificar una nueva movilización de reservistas en Rusia.
Por otra parte, la Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE) descartó en un comunicado de prensa que haya ciudadanos mexicanos entre las víctimas.
“Se recomienda a las y los mexicanos en la zona estar atentos a las indicaciones de las autoridades y entrar en contacto con la Embajada”, añadió la dependencia.
El atentado es uno de los más graves, por número de víctimas, de los registrados en Moscú en los últimos años.
El peor se produjo el 23 de octubre de 2002, cuando un grupo de terroristas chechenos asaltaron el Teatro Dubrovka y tomaron como rehenes a unas 700 personas.
Durante la operación de rescate, el 26 de octubre de aquel año, murieron 129 rehenes (por inhalación de un gas empleado por el Ejército ruso en el operativo) y 41 terroristas (abatidos por las fuerzas especiales).
RABAT.- El ataque perpetrado por el grupo terrorista Estado Islámico (EI) en Moscú, que dejó 60 fallecidos y es el más grave ocurrido en la capital rusa en más de una década, produce después de una serie de amenazas previas y supone una represalia de la organización yihadista ante la participación de Rusia en los conflictos de Siria y en algunos países de África.
El 8 de marzo, diversas embajadas occidentales, incluida la de Estados Unidos, advirtieron a sus nacionales en Rusia sobre la posibilidad de atentados inminentes en el país, especialmente en grandes eventos en Moscú, pero esas alertas fueron desestimadas por el presidente ruso Vladimir Putin.
“La embajada está al tanto de informaciones que sugieren que extremistas planean ataques contra concentraciones masivas en Moscú, incluyendo conciertos”, señaló un comunicado de la embajada estadounidense.
Las fuerzas de seguridad rusas ya habían eliminado dos amenazas este mismo mes: el día 7, el Servicio Federal de Seguridad de Rusia (FSB) neutralizó una célula del EI que pretendía atentar contra una sinagoga en Moscú.
Cuatro días antes, Rusia eliminó a seis supuestos miembros del EI en una operación en Ingushetia, en el Cáucaso Norte.
La rama del EI en Rusia, conocida como ‘Wilayat al Quqaz’ (Provincia del Cáucaso), fue fundada por el extremista Rustam Asildarov en 2015 pero cesó supuestamente su actividad tras su asesinato por el Gobierno ruso en Daguestán en diciembre de 2016.
El caso Afganistán
El ataque de ayer en Moscú está precedido de otra acción contra intereses rusos. El 5 de septiembre de 2023, el EI reivindicó un atentado cerca de la embajada rusa en Kabul, donde perecieron el segundo secretario y un guardia de seguridad.
Rusia, junto a unas pocas naciones como Pakistán e Irán, mantuvo su embajada en Kabul tras el retorno al poder el 15 de agosto de 2021 de los talibanes, quienes son rivales del EI a pesar de compartir una ideología religiosa fundamentalista.
El conflicto sirio
En septiembre de 2015, a petición del presidente Bashar al Asad, Rusia comenzó a apoyar al gobierno sirio contra los rebeldes opositores y los grupos yihadistas, incluido el EI.
La intervención rusa fue clave para aplacar la rebelión y derrotar al EI, que había anexado territorios en Siria a su “califato” en Irak.
Yihadistas de repúblicas rusas del Cáucaso se unieron al EI en Siria para luchar contra las fuerzas de su propio país y algunos regresaron a Rusia tras el conflicto, representando una amenaza para Moscú. Tensiones en África
Por otra parte, la inestabilidad en el Sahel, una región de África, ha llevado a golpes de estado prorrusos en Níger, Mali y Burkina Faso, con la participación de mercenarios del grupo Wagner en la lucha antiterrorista de esos países, donde hay gran presencia del Estado Islámico y también de grupos leales a Al Qaeda.