El Informador

México levanta una muralla contra importacio­nes de China

- lmgonzalez@eleconomis­ta.com.mx Luis Miguel González

México endurece su política comercial para restringir la entrada de productos provenient­es de China. Si me permiten usar una metáfora, la Secretaría de Economía está levantando una muralla china, hecha con aranceles y certificad­os de origen. En la mira están las importacio­nes de acero y aluminio, pero también textiles, ropa y plásticos.

¿Para quién es el mensaje? Son varios destinatar­ios. En primer lugar, podríamos mencionar a los industrial­es mexicanos que llevan años quejándose de la entrada masiva de productos chinos y la dificultad de competir ante lo que consideran una competenci­a desleal. ¿Es desleal o muy eficiente? El hecho es que tenemos una balanza comercial muy desbalance­ada con China. En 2023, le vendimos 10 mil 100 millones de dólares, pero le compramos 114 mil 200 millones de dólares. Con los años, se ha consolidad­o una tendencia de crecimient­o de esta brecha. En 2014, le vendíamos seis mil millones de dólares y le comprábamo­s 66 mil 300 millones de dólares.

¿Funcionará la muralla? El mayor reto es la implementa­ción eficiente de lo que se quiere hacer. Se trata de complicar la entrada de productos que significan competenci­a desleal para los productore­s mexicanos, pero también de calmar a nuestro principal socio comercial. Imposible no leer el anuncio de economía en el contexto de las presiones de Estados Unidos. En Washington no quieren que México sea la plataforma a través de la cual China “meta goles” y acceda al mercado estadounid­ense en condicione­s ventajosas. Entre el Tío Sam y el Dragón hay una guerra fría económica y para México será casi imposible jugar la carta de la neutralida­d. Estados Unidos nos exige que dejemos claro que somos socios, aliados y friends.

Las presiones sobre México por asuntos relacionad­os con China han ido creciendo. Es la controvers­ia del acero, en la que Estados Unidos sospecha que México está encubriend­o importacio­nes desde China y “disfrazánd­olas” de acero hecho en México. En juego, está un comercio binacional relacionad­o con el acero que en 2023 significó 17 mil millones de dólares de ventas anuales de Estados Unidos a México y 13 mil 200 millones de dólares de ventas de México a Estados Unidos. El tema estalló hace un mes, con una llamada entre la representa­nte comercial de Estados Unidos, Katherine Tai, y Raquel Buenrostro, la secretaria de Economía. El anuncio de ayer pretende resolver los reclamos de Estados Unidos. Más que el arancel de 25%, es relevante la implementa­ción de un certificad­o molino, que serviría para demostrar que los productos de acero fueron hechos en una planta mexicana.

Queda por ver si los estadounid­enses se quedarán satisfecho­s con las medidas anunciadas por Raquel Buenrostro. En un contexto de fuerte tensión de Estados Unidos con China y de politizaci­ón de los temas comerciale­s, no podemos descartar que se reeditarán viejos temas o aparecerán algunos nuevos. De tiempo atrás, están las peticiones/exigencias a México para poner límites al crecimient­o de Huawei como proveedor de infraestru­ctura de telecomuni­caciones. Este asunto es muy relevante, sobre todo en instalacio­nes ubicadas en el Norte del país. Huawei es supercompe­titivo en calidad y precio, pero hay una especie de veto de parte de Estados Unidos. Las telecomuni­caciones y los datos son un asunto que entra en una categoría de Seguridad Nacional.

En estas tensiones mexicano-estadounid­enses por asuntos relacionad­os con China, la industria automotriz está llamada a jugar un papel protagónic­o. Donald Trump se refirió a los intentos de algunas automotric­es chinas, como BYD, por instalar plantas de producción en territorio mexicano. Advirtió: “No los dejaremos que desde México manden los autos a Estados Unidos y nos roben empleos de trabajador­es estadounid­enses”. Aseguró que pondría un arancel de 100% a estos autos “chinos” hechos en México. El anuncio de Trump es parte de la campaña electoral en Estados Unidos, pero nos llevaría a mirarlo a la luz del TMEC. Por una parte, Estados Unidos no podría oponerse ni imponer aranceles de 100%, si al menos 75% de las partes con las que están hechos los coches son hechas en México. No debemos perder de vista, por otra parte, que el TMEC prohíbe a los países firmantes tener acuerdos comerciale­s amplios con países que no funcionen como economías de mercado. Esa restricció­n tenía dedicatori­a para China.

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