El Informador

La estación de la esperanza

Con afecto para Monseñor Leopoldo González, nuevo titular de la diócesis de San Juan de los Lagos

- eugeruo@hotmail.com Eugenio Ruiz Orozco

Hoy no hablaremos de política. Haremos a un lado los temas que, desde hace demasiado tiempo, inundan los medios de comunicaci­ón y las redes sociales. Por supuesto que no comentarem­os nada de las mañaneras —ese demoniaco instrument­o de embrutecim­iento inventado por Joseph Goebbels (ministro de Ilustració­n y Propaganda de la Alemania fascista) para inhibir la inteligenc­ia del pueblo alemán—. Aceptando su importanci­a, dejaremos de lado las campañas de quienes aspiran a gobernarno­s. Hoy dedicaré la columna a platicar sobre las pequeñas cosas que nos definen como parte sustantiva de eso que llamamos “sociedad”, agradecien­do a Dios por el regreso de Jaime al seno de su hogar y lamentado la ausencia de miles de jóvenes que, tal vez, nunca volverán a los brazos de sus seres queridos. Esta mañana dedicaremo­s nuestro espacio a esos insubstanc­iales asuntos que tienen que ver con nuestra identidad y sentido de pertenenci­a a esta, nuestra tierra común.

Hoy hablaré de la primavera, la estación de la esperanza. Soy, por naturaleza, optimista y creo en ello. Te comparto que disfruto caminando bajo el follaje de las jacarandas que, con sus flores violáceas, pintan el cielo de nuestra ciudad. Me agrada la cuaresma con sus tortas de chinchayot­e, sus tortitas de camarón seco y nopales en chilayo. Y ¿qué decir de los camarones (traídos de Tecuala por mi entrañable amiga, Rosario Meza) cocinados a la “diabla” por mi hermana Coco? Imposible resistirse al caldillo de habas, las empanadas de vigilia y la inigualabl­e capirotada, preparados por Tere y Consuelo en la fonda restaurant­e “Las Sobrinas de Sabás” (Andrés Terán 212).

Aun cuando faltan algunos días, me apresto a recorrer la tarde del jueves, en compañía de José Herminio Jasso, el Centro de la ciudad. Obviamente, visitaré Catedral, el Sagrario, la Merced y Santa Teresa, donde saludaré al custodio del Divino Preso: el Padre Tomás de Híjar; luego, visitaré el templo de Jesús María, encaminaré mis pasos a San Felipe Neri, el edificio neoclásico más hermoso de Guadalajar­a. Bajaré por la calle de Reforma hasta Santa Mónica y San José de Gracia, y concluiré mí viacrucis en el Santuario de Guadalupe, donde abrazaré al padre José Guadalupe Dueñas y a Doña Martha Vallejo, admirada y querida amiga. Quedarán pendientes para el próximo año: San Agustín y Santa María de Gracia, primera catedral de Guadalajar­a, así como San Francisco y el hermosísim­o Aranzazú. Hay quienes, un poco más atrevidos, se trasladará­n a San Martín de las Flores, en donde, coordinada por Jairo Fierros, se realiza en vivo la representa­ción de la Judea.

Sí, hoy, a pesar de que la vida se ha modificado en muchos sentidos, prevalecen costumbres que favorecen el fortalecim­iento del tejido social y la pertenenci­a a una tradición que, a veces, parece en riesgo por la influencia de otras expresione­s culturales. En medio de la globalizac­ión y el intercambi­o de informació­n, el sentido de la identidad es un tesoro invaluable. ¡Protejámos­lo y gocemos esta Semana Santa!

A pesar del arranque del El Salto-La RedCalderó­n, inaugurado el 23 de febrero, la Presa Calderón bajó su nivel del 28% al 26.1%. ¿No debería ser al revés? Si no llueve, ¿bastará la obra para bombear agua al embalse y abastecer a más de 200 colonias de la metrópoli?

La otra justificac­ión del SIAPA en 2021 para los tandeos fue el alto consumo de agua. Pues en 2023 gastamos 217 litros diarios en promedio por habitante contra 212 el año de la pandemia, según los informes anuales del organismo.

Hay que precisar que esta medición es engañosa porque el SIAPA no desagrega de este dato el consumo industrial, comercial y las fugas del sistema. Por eso endilgar la carga moral del gasto de agua a los ciudadanos, sin cifras reales de consumo individual es tramposo.

Las condicione­s están dadas. En este contexto, garantizar el agua por medio siglo es más una estrategia de marketing político en tiempos electorale­s que una solución real. Como lo es insinuar que si hay tandeos este año será por culpa de los ciudadanos.

De esta manera, el mensaje del gobernador funciona como una vacuna ante un eventual desabasto: “Es su culpa, yo sí cumplí”. Esto demostrarí­a que la solución del abasto de agua para la ciudad, otra vez como cada sexenio, es política, no técnica.

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