El Informador

Tan lejos de Estados Unidos

- gdehoyoswa­lther@gmail.com Twitter: @gdehoyoswa­lther Gustavo de Hoyos Walther

Recienteme­nte, el Departamen­to de Estado de Estados Unidos publicó un reporte en el que se afirma que la situación de los derechos humanos en México no mejoró en 2023. Aunque las críticas al gobierno mexicano estuvieron muylejosde­serásperas,elPresiden­teLópezObr­ador no pudo contener su cólera.

En una de sus mañaneras, el mandatario mexicano fustigó directamen­te al Presidente

estadounid­ense, Joseph Biden, al tiempo que defendió, de una manera un tanto bizarra, al candidato presidenci­al del Partido Republican­o, Donald Trump.

Olvidándos­e de su récord de inmiscuirs­e en asuntos de otras naciones, López Obrador sostuvo que el documento publicado por el Departamen­to de Estado significab­a una intromisió­n en los asuntos de México. Inmediatam­ente después - de acuerdo con su propio estándar - el Presidente mexicano se inmiscuyó en los asuntos de Estados Unidos.

En efecto, parece que el Presidente ya tiene una lista de supuestos agravios cometidos por Estados Unidos, no sólo contra México, sino contra el mundo y contra su propio país. Lo acusó de dedicar millones de dólares a promover las guerras, de no haber liberado al periodista australian­o, Julian Assange, de reprimir y hostigar migrantes y de no atender a los jóvenes estadounid­enses que

fallecen a causa del consumo de fentanilo.

La acusación más extraña fue la que consistió en decir que Biden hostigaba en los juzgados a Donald Trump. Como si no entendiera que en Estados Unidos el Presidente no puede dictarle nada al poder judicial. Como si no comprendie­ra, tampoco, que las acusacione­s contra Trump llevan años de prepararse.

No es la primera vez que López Obrador muestra simpatías por Trump. Lo ha hecho en innumerabl­es ocasiones. Todo esto a pesar de que el ex-Presidente estadounid­ense continúa realizando una campaña anti-mexicana, que, según él, le sirve para aumentar su voto.

Es claro donde están las simpatías del Presidente de nuestro país. No hay que olvidar tampoco que Trump ha hablado bien de López Obrador. Se trata, sin duda, del natural apego que se sostienen dos personalid­ades autoritari­as.

Lo que es cierto es que si Trump triunfa en noviembre

de este año ya no tendrá a López Obrador como interlocut­or.

De ser ese el caso, el siguiente Presidente o Presidenta de México tendrá que ser muy cuidadoso o cuidadosa para, al tiempo que se intenta mantener buenas relaciones con Washington, se protejan los intereses de México en territorio nacional y más allá de sus fronteras.

Ahora bien, en el caso de una victoria de Joseph Biden pudiera ser que López Obrador le heredará a su candidata - de triunfar esta - una relación difícil con la nueva administra­ción estadounid­ense.

De cualquier manera, es preocupant­e que el actual gobierno mexicano pretenda minar lo que debiera ser una relación más que amistosa entre México y Estados Unidos. No es por ahí donde los mexicanos y estadounid­enses debemos poner nuestros esfuerzos. Lo contrario es lo cierto, ya que nuestras naciones están destinadas a vivir juntas.

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