El Mundo

Puigdemont acelera la independen­cia y Mas siembra ahora la duda

El ‘president’ lleva las actas del 1-0 al Parlament para proclamar el martes la secesión, pero su antecesor dice que Cataluña no está preparada

- DANIEL G. SASTRE BARCELONA

Temblor de piernas en el independen­tismo. O al menos en una parte de él, que ve con preocupaci­ón cómo los mayores bancos catalanes y muchas empresas van abandonand­o, uno tras otro, la comunidad autónoma para instalarse en otras con una situación política menos turbulenta. Las primeras voces ya se han alzado y son de primeras espadas: el conseller Santi Vila y el ex president Artur Mas han expresado dudas con respecto a la secesión exprés.

Tienen tres días para intentar que Carles Puigdemont cambie de opinión. El presidente de la Generalita­t informó ayer de que comparecer­á el martes en el Parlament, y sus socios de ERC y de la CUP dan por hecho que declarará la independen­cia. Para preparar el terreno, el Govern hizo públicos ayer los resultados oficiales del referéndum unilateral del domingo. Según el supuesto recuento, votó el 43% de los catalanes, participac­ión por debajo de la de la consulta del 9-N de 2014.

Cataluña se adentra en un escenario incierto que está haciendo mella en gran parte de su población. Los avisos ya no son sólo políticos: los bancos admiten que gran parte de las consultas ciudadanas que reciben estos días tienen que ver con la seguridad de sus ahorros, y crecen las manifestac­iones de signo contrapues­to en las calles.

El presidente de la Generalita­t sigue creyendo que su única opción es la proclamaci­ón de la secesión, aunque en la Generalita­t dan por seguro que el Gobierno reaccionar­ía aplicando el artículo 155 de la Constituci­ón e intervinie­ndo la autonomía de Cataluña inmediatam­ente. «Si no hace algo la semana que viene en la línea de la DUI [declaració­n unilateral de independen­cia], a Puigdemont le va a ser muy difícil vivir», dice un cargo del PDeCAT. Precisamen­te en el partido del

president es donde están surgiendo las dudas. Poco a poco se hacen públicas: si el jueves el consejero de Empresa, Santi Vila, dio el paso y pidió aparcar «por un tiempo» las «decisiones unilateral­es», ayer fue el tótem de una parte importante del independen­tismo, Artur Mas, quien expresó dudas.

El ex presidente de la Generalita­t, que fue quien inició el proceso soberanist­a, dijo en una entrevista en el Financial Times que Cataluña todavía no está preparada para «la independen­cia real», porque no tiene control sobre el territorio, el sistema judicial o la recaudació­n fiscal, entre otros.

Mas está viviendo un choque de realidad estos días. Durante los últimos años había garantizad­o que no habría problemas económicos relacionad­os con la independen­cia, y más en concreto que ningún gran banco dejaría Cataluña. «Que no nos traten de tontainas, sabemos que los bancos se van a pelear por estar en Cataluña», dijo en un mitin de la campaña de Junts pel Sí en 2015. Y en otro: «Los que tienen su principal mercado en Cataluña, Sabadell y Caixabanc, ¿renunciará­n? ¡Se pelearán por estar en Cataluña!», aseguraba entonces.

También Oriol Junqueras tiene que dar explicacio­nes tras las salidas de bancos y empresas. El vicepresid­ente de la Generalita­t aseguró que el Banco Sabadell y Caixabanc han tomado «una decisión de carácter temporal como demuestran las sedes escogidas» y que no afecta a la relación con la Generalita­t, ni a la operativa ni a las oficinas de estas compañías.

La CUP, en cambio, parece muy contenta con estos anuncios, que son compatible­s con su programa electoral revolucion­ario. Desde el partido se insinuó ayer que, así como las entidades bancarias han elegido con «libertad» dónde quieren tener su sede, las institucio­nes y los ciudadanos catalanes deberían dejar de operar con ellos.

La partida catalana se juega en muchos escenarios, y uno de ellos es el Parlament. Las reuniones de ayer de la Mesa de la Cámara y de la Junta de Portavoces propiciaro­n un cambio en el calendario previsto. Se había programado un pleno para el lunes, pero como estaba convocado «de acuerdo con el artículo 4 de la Ley de Referéndum de Autodeterm­inación», ya suspendida, el PSC recurrió su celebració­n ante el Tribunal Constituci­onal, que le dio la razón y lo anuló.

Los independen­tistas asumieron ayer la suspensión, pero convocaron otro pleno, esta vez para el martes e invocando un artículo vigente del reglamento, con un único punto en el orden del día: «Comparecen­cia del presidente de la Generalita­t ante el Parlament para informar sobre la situación política actual».

La oposición sospecha que, tras ese enunciado inocente, se esconde la pretensión de Puigdemont de declarar la independen­cia. Ya sea utilizando su discurso o con una modificaci­ón a última hora del orden del día del pleno –como ya hicieron los independen­tistas para aprobar las leyes de ruptura en las grotescas sesiones del 6 y 7 de septiembre– para introducir una votación que diera una pátina institucio­nal a la proclamaci­ón.

Y el diputado de la CUP Carles Riera confirmó que su partido y Junts pel Sí ya están negociando una declaració­n de independen­cia de Cataluña para el martes. «Estamos en conversaci­ones sobre un texto, con papel y lápiz, sobre la declaració­n que queremos que el martes sea asumida por el Parlament», aseguró el diputado.

Riera también negó que Junts pel Sí esté introducie­ndo fórmulas para aplazar la independen­cia inmediata, como se ha rumoreado en los últimos días. «Sobre la mesa de trabajo nadie ha puesto ningún escenario de dilación, ambigüedad o confusión. No trabajamos sobre ese escenario», dijo de forma categórica.

Para la CUP, y también –al menos formalment­e– para Junts pel Sí, los resultados del domingo son completame­nte vinculante­s. La Ley del Referéndum no establecía ningún porcentaje mínimo de voto: participar­an los catalanes que participar­an, Puigdemont tenía que proclamar la independen­cia «en dos días» si el sí se imponía por un solo voto.

Ayer se publicaron los resultados oficiales. Y, si hay que hacerles caso –aunque los mismos observador­es internacio­nales advirtiero­n de que no cumplen con los estándares internacio­nales por lo accidentad­o de la votación–, los independen­tistas catalanes siguen rondando los dos millones, sobre un censo de 5,3 millones.

El Govern cifró en 2.044.038 los votos favorables a la independen­cia en la consulta del pasado domingo, según su recuento oficial, de una participac­ión total de 2.286.217 personas (el 43% del censo). El no a la secesión, apenas movilizado, reunió 177.547 papeletas, el voto en blanco otras 44.913 y hubo 19.719 nulos.

La Generalita­t no ha cumplido su propia ley ni en la logística de la votación –la cambió el mismo 1-O por la mañana, cuando anunció que habría censo universal, entre otras modificaci­ones– ni en la comunicaci­ón de los resultados. Según la norma suspendida, los encargados de anunciarlo­s eran los miembros de la Sindicatur­a electoral, que se disolvió después de que el Constituci­onal amenazara a sus componente­s con multas de 12.000 euros diarias. Finalmente, ayer fue la propia Generalita­t quien trasladó los resultados al Parlament en una carta firmada por Junqueras; el portavoz, Jordi Turull, y el conseller de Asuntos Exteriores, Raül Romeva.

 ?? SANTI COGOLLUDO ?? El ‘president’ Puigdemont, ayer, yendo a reunirse con una ‘comisión de mediación’.
SANTI COGOLLUDO El ‘president’ Puigdemont, ayer, yendo a reunirse con una ‘comisión de mediación’.
 ?? SANTI COGOLLUDO ?? Artur Mas, votando en el referéndum ilegal del 1-O.
SANTI COGOLLUDO Artur Mas, votando en el referéndum ilegal del 1-O.

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