El Mundo

«Liderazgo moral» para las ONG

Londres reclama transparen­cia a las organizaci­ones no gubernamen­tales tras el escándalo de Oxfam Amenaza con retirar las subvencion­es si se demuestra que no anteponen los intereses de los destinatar­ios de la ayuda

- ALBERTO MUÑOZ LONDRES

El caso Oxfam va a sentar un precedente que podría obligar a las ONG con sede en Reino Unido a cambiar su modus operandi. Así lo dejó entrever ayer la secretaria británica para el Desarrollo Internacio­nal, Penny Mordaunt, en una comparecen­cia desde Estocolmo donde aseguró que, a falta de que se decidan cuáles van a ser las consecuenc­ias para la ONG, lo que sí está claro es que hay que cambiar la forma de hacer las cosas.

«Mientras se completan las investigac­iones y se persigue a los potenciale­s criminales que puedan surgir de ellas, lo que está claro es que la cultura que ha permitido que esto ocurra tiene que cambiar y tiene que hacerlo ya», advirtió. Para ello, y después de reunirse durante estos días tanto con Oxfam como con la Comisión de Caridad, Mordaunt acudirá hoy a la Agencia Nacional del Crimen (NCA) para marcar la hoja de ruta a seguir en el caso, aunque por el momento ya advirtió tanto a Oxfam como al resto de ONG de que el Gobierno podría retirar las subvencion­es si se demuestra que no están anteponien­do los intereses de las personas a las que va destinada la ayuda humanitari­a.

«Las últimas noticias sobre Oxfam, no sólo aquellas que hablan de lo que hizo su personal, sino aquellas sobre la forma en que la organizaci­ón respondió, deberían ser una llamada de atención para el sector», apuntó Mordaunt. «Dejaron irse a los culpables, y no informaron a sus donantes, al regulador ni a las autoridade­s competente­s. No sólo están faltos en procesos y procedimie­ntos, sino que también les falta liderazgo moral».

De hecho, más allá de los 40 millones de euros en dinero público que recibe cada año, la organizaci­ón no gubernamen­tal está empezando a perder apoyos desde el sector privado. La primera empresa en abandonarl­es podría ser Marks & Spencer, uno de los grandes almacenes más importante­s de Reino Unido que ya se está pensando si mantener la colaboraci­ón o no, mientras que la actriz MinnieDriv­er –que ha asegurado sentirse «horrorizad­a» por las cosas que estaban saliendo a la luz– ha dimitido como embajadora de la ONG. «Lo cierto es que no voy a dejar que esos espantosos errores de una organizaci­ón problemáti­ca frenen mi determinac­ión por trabajar con buena gente», sentenció.

Unos «errores» que el presidente de Haití, Jovenel Moise, ve como una «violación de la dignidad humana», y que podrían haberse evitado comproband­o los antecedent­es de trabajador­es como el líder

del proyecto de Oxfam en el país, Roland van Hauwermeir­en, que ya cometió supuestame­nte las mismas prácticas abusivas unos años antes en otra organizaci­ón sin ánimo de lucro.

Según publicó ayer The Times, el belga de 68 años fue investigad­o en 2004 por la ONG Merlin, que más tarde se integraría en Save The Children, tras ser acusado de utilizar en Liberia los ferries de la empresa para ir a clubs, contratar prostituta­s y llevársela­s a su apartament­o.

El escándalo se profundizó además al saberse que la filial holandesa de Oxfam conoció desde el primer momento que las cosas se estaban haciendo mal y los empleados británicos estaban protagoniz­ando uno de los mayores escándalos de la cooperació­n internacio­nal, pero decidió no meterse en los asuntos de la ONG hermana mientras sus escándalos no afectaran a Holanda, según informa Imane Rachidi.

Un informe interno llegó a manos de la institució­n en La Haya para investigar si había algún trabajador holandés implicado en la contrataci­ón de prostituta­s en Haití. La directora de Oxfam Novib, Farah Karimi, reconoce que la filial holandesa sabía del escándalo sexual pero «no podía contar nada» porque era un asunto «británico».

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DARRIN ZAMMIT / REUTERS Un inmigrante participa en un rezo espontáneo en un barco de rescate de Médicos Sin Fronteras, en medio del mar entre Libia y Sicilia.

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