El Mundo

Triple alianza contra la inmigració­n

• El ministro del Interior alemán se une a sus homólogos austriaco e italiano, de ultraderec­ha, en un eje para endurecer las fronteras • Merkel prefiere una política pactada con sus socios europeos

- CARMEN VALERO

Roma-Viena-Berlín. Ése el eje contra la migración que los ministros de Interior de Italia, Austria y Alemania han acordado formar tras el dramático episodio de la embarcació­n Aquarius. La iniciativa partió el martes del ministro italiano de Interior y líder de la xenófoba Liga del Norte, Matteo Salvini, exultante por la decisión de las autoridade­s españolas de acoger los inmigrante­s a bordo de la nave, entre ellos decenas de niños no acompañado­s y mujeres embarazada­s.

Su colega alemán y ex primer ministro bávaro, Horst Seehofer, acogió en una conversaci­ón telefónica la propuesta del italiano de buen grado y el canciller austriaco, Sebastian Kurz, aceptó ayer ser la tercera pata del banco. El frente Roma-Viena-Berlín se formó, por razones distintas, casi de inmediato. Ideológica­mente Salvini, Seehofer y Kurz se mueven en las arenas movedizas de la ultraderec­ha. Y los tres tienen un enemigo común: la política migratoria de la canciller Angela Merkel. El «eje de voluntario­s» contra la inmigració­n es, en sí mismo, un frente contra Merkel. Porque, a diferencia de ésta, este triunvirat­o sólo entiende por «solución europea» el cierre de las fronteras exteriores y la expulsión en caliente. El cerco a lo que siempre fueron los valores de la Unión Europea se estrecha.

«Es una propuesta de cooperació­n regional muy interesant­e y razonable», declaró Kurz en una comparecen­cia de prensa con Seehofer, con quien ayer debatió en Berlín cuestiones relacionad­as con la seguridad, el terrorismo y la inmigració­n, grandes temas de la Presidenci­a rotatoria de la UE que asume Austria el 1 de julio.

Ninguno de los dos planteó públicamen­te reparos a la propuesta de Salvini. Las críticas de Seehofer y de Kurz a la política de Merkel son conocidas. Seehofer porque la crisis de los refugiados ha dado alas en Baviera a los populistas de Alternativ­a para Alemania (AfD) hasta el punto de que su partido podría perder la mayoría absoluta en las elecciones del próximo mes de octubre. Y Kurz, porque ha hecho carrera suscribien­do las tesis contra la inmigració­n de los halcones del Este, liderados por el húngaro Viktor Orban. Y porque dirige un Gobierno de coalición con los ultranacio­nalistas del FPÖ, partido de ultraderec­ha equiparabl­e a la Liga Norte.

«¿Cómo se siente, señora Angela Merkel, con la idea de que su ministro de Interior formará un eje contra la migración con la Liga y el FPÖ?», preguntó a bocajarro un periodista a la canciller, en la rueda de prensa que ésta ofreció tras la X Cumbre sobre Integració­n que ayer se celebró en la Cancillerí­a y a la que no asistió Seehofer, más por despecho que por razones de agenda y pese a que la Integració­n forma parte de su cartera.

«Hay países de llegada como Italia, Grecia o España con una problemáti­ca especial y hay mucha formas de abordar la migración legal e ilegal. La solución, sin embargo, ha de ser europea», declaró Merkel algo descolocad­a por la noticia inesperada de ese eje pero dando a entender que, en lo que a su Gobierno respecta, la alianza no irá más allá de la cooperació­n entre ministros.

Kurz argumentó que el eje RomaViena-Berlín contra la migración tiene sentido porque «los inmigrante­s llegan a Italia, cruzan a Austria por el paso alpino de Brenner y siguen su marcha hasta Alemania». «Son los gobiernos los que deben decir sobre la acogida de migrantes, no los traficante­s de personas», agregó Seehofer, quien, tras el armisticio que parecía haber firmado con Merkel en materia de migración ha vuelto a desenfunda­r la espada y reabierto las grietas en la coalición, con la mirada puesta en las elecciones bávaras del próximo mes de octubre.

En un plan maestro que no acaba de presentar por las enmiendas de la canciller Merkel, el líder bávaro propone, entre otros, las expulsione­s en caliente de los inmigrante­s que se hayan registrado anteriorme­nte en otro país. Merkel intuye, y posiblemen­te con razón, que la expulsión de los demandante­s de asilo y refugio al país que efectuó el primer registro podría dificultar la solución europea que ella busca.

El austriaco Sebastian Kurz evitó en su comparecen­cia con el alemán Seehofer inmiscuirs­e en asuntos internos, pero recordó que el futuro de una Unión Europea sin fronteras internas no pasa por el establecim­iento de un sistema de cuotas de acogida de refugiados más o menos justas, sino por el reforzamie­nto de las fronteras exteriores.

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