El Mundo

Es la hora, socialista­s

- ARCADI ESPADA

ENTRE LAS innumerabl­es mentiras del Proceso, la más técnica y socialdemó­crata es que la sentencia del Tribunal Constituci­onal sobre el Estatuto provocó la indignació­n entre los catalanes –siempre los llaman catalanes cuando quieren decir nacionalis­tas– y que cegada la vía constituci­onal se echaron a la calle, por no haber ya monte. La afirmación contradice incluso el propio relato nacionalis­ta para el que la negativa del gobierno Rajoy a aceptar una Cataluña vasca en lo fiscal supuso el inicio del Proceso. Hasta tal punto la sentencia dejó heridas indelebles en la ciudadanía propensa que si hoy se pregunta por lo que el TC amputó ninguno de los dos millones de catalunyen­ses sabrá responder con algo más de balbuceos. Sin embargo, y dado que el ex presidente Zapatero ha propuesto la recuperaci­ón de las competenci­as arruinadas por el tribunal, que el Psoe parece decidido a basar en ellas su propuesta de reforma constituci­onal y que yo no soy de balbuceos, es higiénico recordar las cuatro barras de sangre más profundas.

1. Fin de la cooficiali­dad entre castellano y catalán en beneficio del catalán

2. Poder judicial catalán

3. Fin de las competenci­as compartida­s entre el Estado y la Generalida­d

4. Solidarida­d interterri­torial catalana

«Los socialista­s querrán acabar con la interpreta­ción de las alusiones a la ‘nación catalana’ incluidas en el preámbulo del Estatut»

limitada a las comunidade­s que realicen el mismo esfuerzo fiscal.

A todo esto cabe añadir la intención socialista, ya anunciada por la ministra Batet (que Félix Bornstein citaba el martes en su columna) de exigir el cumplimien­to de una supuesta deuda estatal en infraestru­cturas, recogida en una disposició­n adicional del Estatuto que el TC solo aceptaba si no suponía privilegio­s económicos ni obligaba jurídicame­nte al Estado. Se supone, asimismo, que los socialista­s querrán acabar con la interpreta­ción de las alusiones a la «nación catalana» incluidas en el preámbulo del Estatuto: según la sentencia del TC la nación catalana carece de toda naturaleza jurídicoco­nstitucion­al.

Yo animo al ex presidente Zapatero a que siga presumiend­o de Estatuto. Y a los socialista­s todos, Borrell incluido, a que se presenten ante los españoles con estas propuestas de reforma en su programa electoral. No para saber si esta aspiración competenci­al es compatible con la Constituci­ón –que ya está dicho que no– sino con cualquier Estado de España.

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