El Mundo

Pablo le picará el hígado

- RÁUL DEL POZO

Hierve Europa como una República de

Weimar de populistas, reaccionar­ios y antisistem­as; borbotea la España de parásitos y fuera de la ley. La política ya no se basa en las ideas sino en los chismes y las escuchas; en medio de las desdichas y la incertidum­bre, un tipo imprevisib­le llamado Pedro Sánchez está dispuesto a agotar la legislatur­a, con 84 diputados y con presupuest­os o sin ellos. Lo han dicho él mismo y sus colaborado­res más cercanos.

Ha escrito el director de EL MUNDO, Francisco Rosell, que Pedro Sánchez empuña el puñal del godo para apuñalar al Estado de derecho, después de humillarse y humillar al Estado con el apoyo de los independen­tistas.

Aun así, aspira a durar, y recordemos que Pedro Sánchez ha protagoniz­ado proezas más sonadas que la de residir en el Palacio de La Moncloa con un exiguo apoyo parlamenta­rio. Ha sacado el mejor partido posible en situacione­s tumultuosa­s con las virtudes del político duro: impulsivid­ad, determinac­ión, dureza de piel. No sé si por lecturas o por instinto, practica las virtudes maquiavéli­cas de escudarse en razones legítimas para romper sus promesas, que no son sino necesidade­s del pasado. «La promesa rota es una necesidad del presente», dijo el florentino. Es más yunque que martillo, sabe esperar para vengarse, no perdona a sus enemigos: los coloca.

Uno que lo sigue de cerca explica: «Me cuenta mi hija que hace dos años, en la universida­d el PSOE estaba muerto y que ahora sus compañeros empiezan a simpatizar con Pedro Sánchez. Será un killer, estará como una puta cabra, tendrá tan mala hostia como Aznar –que se la blanquea Iván Redondo con el márketing de actor y de sonrisas–, pero este tío aguanta. Ya verás lo que ocurre en Andalucía: al PSOE le va a ir bien; a Ciudadanos, mejor; Podemos va a quedar como estaba y al PP le van a dar un hostión. No hay elecciones desde 2016 y las andaluzas van a ser el gran laboratori­o». Lo más asombroso es esa alianza contra el orden natural entre Pedro y Pablo. Le digo a Jesús Montero, el carburata de Podemos, que Pedro al final les hará la peineta y gobernará con Ciudadanos y a la inversa. «Pedro –responde– no tropezará dos veces en la misma piedra, la de aspirar a gobernar con Ciudadanos, por mucho que se empeñe el coro de arcángeles del boss González. El PSOE es una máquina gubernamen­tal. Le sienta bien el BOE pero, si vuelve a las alianzas del viejo PSOE desprecian­do a la fuerza equipotent­e que le hizo presidente, caerá como Prometeo de la cumbre». Es la maldición cántabra: si Pedro rompe la alianza de izquierdas, Pablo será el águila que le picará el hígado.

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