El Mundo

Tres semanas de gran tensión en el TS: una crisis encima de otra

El terremoto de la sentencia y su deficiente gestión ha enrarecido el ambiente en el Alto Tribunal

- M.M. MADRID

La crisis de las hipotecas sólo ha dejado víctimas. Nadie ha salido bien parado. Ni el presidente de la Sala Tercera, Luis María Díez-Picazo, ni el presidente del Tribunal Supremo, Carlos Lesmes, ni el presidente de la sección que estableció el nuevo criterio del impuesto ahora enmendado, Nicolás Maurandi.

Fuentes del Supremo consideran que el origen de lo sucedido está en una mala gestión gubernativ­a de Díez-Picazo. Se le reprocha no haber establecid­o una relación suficiente­mente buena con parte de la Sala como para estar seguro de que nada de una magnitud de la sentencia de las hipotecas pudiera pasar, si no desapercib­ida, sí erróneamen­te valorada. En ese reproche se incluye al presidente de la Sección Segunda, por lo que las fuentes consideran una deficiente comunicaci­ón a su presidente. El resultado de ambas cosas fue que, aunque DíezPicazo sabía que el recurso estaba sobre la mesa y que el cambio jurisprude­ncial era una opción, la noticia de que la sentencia estaba notificada le pilló en una reunión de magistrado­s fuera de Madrid. Jueces allí presentes explicaron que su cara el 18 de octubre dejaba bien claro que no se esperaba lo que acababa de suceder.

Las críticas a Díez Picazo incluyen, ineludible­mente, una crítica al presidente del Supremo. Fue el empeño personal de Carlos Lesmes el que le alzó a la presidenci­a de la Sala Tercera. La designació­n fue traumática, porque suponía romper la tradición del Supremo de renovar a los presidente­s. Irónicamen­te, uno de los reproches que se le hicieron fue que intentaba controlar así una sala que podía dar muchos sustos al Gobierno, porque es la que controla sus actividade­s. Al final, no ha habido rastro de ningún tipo de control. Precisamen­te una de las críticas al entonces candidato Díez-Picazo fue que, puesto que procedía del mundo universita­rio, no tenía experienci­a en dirigir tribunales colegiados. El tiempo ha acabado por dar brillo a ese argumento.

A la sorpresa del estallido de una sentencia que según Díez-Picazo parecía salida de una chistera siguió la sorpresa de cómo se intentó controlar la crisis. Lesmes habló sucesivas veces con él y le pidió una nota que aclarara en lo posible las incertidum­bres sobre el alcance retroactiv­o de la decisión. Díez-Picazo rechazó la propuesta del presidente del TS y del CGPJ y optó por un Pleno inusitado que prolongaba la incertidum­bre. En ese pleno podía suceder cualquier cosa. Así lo demostraba, por ejemplo, el voto particular contra la sentencia del magistrado Dimitri Berberoff. Su postura tenía su simbolismo, porque acababa de llegar a la Sala desde su cargo de jefe de Gabinete del Supremo, una especie de guardián de la jurisprude­ncia que ha resultado tan sacudida, en la ida y en la vuelta, en la mayor crisis reciente del Tribunal Supremo. Lesmes llegó a pedir perdón hace unos días a una opinión pública que, según se desprende de las reacciones al fallo, hoy anda aún más escandaliz­ada.

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Carlos Lesmes.
 ??  ?? Luis Díez-Picazo.
Luis Díez-Picazo.
 ??  ?? Dimitry Berberoff.
Dimitry Berberoff.
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Nicolás Maurandi.

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