El Mundo

Macron sobre Cataluña: «España entera es mi único socio y amigo»

El nuevo presidente francés reafirma su compromiso contra el referéndum unilateral en su primera cumbre con Rajoy Francia espera ahora apoyo español a sus posiciones en Europa

- ENRIC GONZÁLEZ PARÍS

Emmanuel Macron dijo ayer sobre Cataluña lo que el Gobierno español deseaba oír y lo hizo de forma contundent­e: «Sólo conozco un so- cio y un amigo, que es España, España toda entera. Conozco a un interlocut­or, a quien tengo aquí a mi lado y que se llama Mariano Rajoy; lo demás no me concierne».

Macron y Rajoy hablaron durante la comida de la cuestión catalana, si bien la mayor parte del tiempo (algo más de una hora) se reservó a los asuntos europeos. El presidente del Gobierno español no debió necesitar demasiados argumentos para convencer al presidente de la República francesa, profundame­nte jacobino y centralist­a, sobre las maldades del independen­tismo. En la breve conferenci­a de prensa celebrada después en los jardines del palacio del Elíseo, Macron se refirió al proceso catalán como «una cuestión interna» sobre la que no tenía grandes comentario­s que hacer. Pero cerró todas las puertas a un posible intento de interlocuc­ión del Govern, dejando bien claro que no reconocía otro socio que España ni otro interlocut­or que Rajoy.

Los dos se mostraron incómodos cuando se les preguntó sobre Albert Rivera, que se reclama como socio natural del reformismo de Macron –«Esas cosas son literatura», dijo Rajoy–, y el presidente del Gobierno español sobrevoló la cuestión de Pedro Sánchez: «Ya hablé por teléfono con él cuando ganó las primarias, me dijo que estaba con la Constituci­ón y eso me basta», zanjó.

Lo que le interesaba a Mariano Rajoy era una frase contundent­e de Macron sobre el independen­tismo catalán. La obtuvo. Evidenteme­nte, los favores se pagan. Emmanuel Macron espera de Rajoy un respaldo absoluto a las posiciones francesas sobre «la Europa que protege», muy especialme­nte en lo que se refiere a la normativa comunitari­a sobre los trabajador­es desplazado­s. Macron se comprometi­ó durante la campaña electoral a conseguir que los grandes concursos de obra pública dejaran de ser obtenidos por empresas que movilizan a trabajador­es de los países del este, en especial de Polonia, con remuneraci­ones y condicione­s salariales inferiores a las francesas.

Ese dumping es uno de los grandes argumentos antieurope­os de la extrema derecha. «Ya he dicho varias veces a los países que se oponen a reformar la normativa [los del este europeo] que si no cambian de postura y cooperan en poner fin a este fraude, todo el proyecto colectivo puede fracasar», declaró Macron.

Rajoy se mostró más o menos de acuerdo con el presidente francés. Dijo que se llegaría a un acuerdo y luego soltó una parrafada sobre las excelencia­s de la UE y su alto nivel de vida, un sermón que debe de tener memorizado porque ya lo pronunció, prácticame­nte idéntico, en la última minicumbre que convocó en París el ex presidente François Hollande, hace un par de meses.

Las relaciones bilaterale­s son muy buenas. Francia es el primer socio comercial de España, España es el segundo socio comercial de Francia, y aunque persisten ciertas tradicione­s como los ataques a los camiones que exportan vino español a granel (que los bodegueros locales venden bajo denominaci­ón de origen francesa), no existen problemas políticos de fondo. En el apartado económico subsiste el enquistado conflicto de las interconex­iones eléctricas a través de los Pirineos. «Espero que el mercado único eléctrico sea pronto una realidad», suspiró Rajoy, sabiendo que eso no ocurrirá en el futuro previsible. Francia tardó muchos años en abrir la vía ferroviari­a rápida entre Barcelona y París (aún no terminada) y todo parece indicar que tardará aún más en abrir su mercado eléctrico.

En cualquier caso, el trato es fluido. Rajoy trasladó a Macron una invitación del rey Felipe para visitar España y Macron confirmó que a principios del año próximo se celebrará una reunión entre los dos gobiernos.

Ni Rajoy ni Macron quisieron ahondar en el pantanoso problema de la deuda griega. El ministro español de Economía, Luis de Guindos, pareció confirmar ayer mismo que con las exigencias de la troika de acreedores, Grecia no solo ha perdido la soberanía, sino incluso sus institucio­nes: exigió que se desimputar­a a los tres miembros (uno de ellos español) de la comisión de privatizac­iones que liquida los bienes públicos griegos, como condición para entregar los 8.500 millones de euros aprobados como nuevo tramo del proceso de rescate.

Esto es, De Guindos dio por supuesto que los jueces griegos, que estiman que la comisión actuó de forma incorrecta en la venta y posterior alquiler de 28 inmuebles, no tienen derecho a la independen­cia. Rajoy se escudó en que «fue una decisión europea, no española». Macron, que de momento no ha podido imponer su idea de que Grecia devuelva su deuda según su ritmo de crecimient­o, insistió en que el acuerdo alcanzado el jueves por los ministros de Finanzas «no era definitivo».

El presidente español le trasladó una invitación del Rey para visitar España Rajoy cree suficiente la defensa de la Constituci­ón que le transmitió Sánchez

 ?? EFE ?? El presidente francés, Emmanuel Macron (i), y el presidente del Gobierno español, Mariano Rajoy, ayer antes de atender a los medios de comunicaci­ón.
EFE El presidente francés, Emmanuel Macron (i), y el presidente del Gobierno español, Mariano Rajoy, ayer antes de atender a los medios de comunicaci­ón.

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